miércoles, 8 de septiembre de 2010
Auxilio... por favor AUXILIO (3ra Parte) La Providencia
Auxilio... por favor AUXILIO: La Providencia
Empezó a dolerme el costado derecho debajo de las costillas, posiblemente el hígado y con mucha intensidad. Yo llevaba siempre, a modo de mini botiquín, una cajita metálica con varias pastillas y me acorde que llevaba en la misma entre otras cosas, pastillas de mepromato-son muy amargas- motivo por el cual identifique a la misma a pesar de la oscuridad. Me eche dos a la boca y me recosté en el camino para tomar agua de la que corría, sentí que además de las pastillas paso algo mas por mi garganta, no estaba en situación de hacer discriminaciones. Luego me senté contra cerro a esperar y me dormí. Pasaron en total 6 automóviles, todos en direcciones a Salta, ninguno paro. El ultimo que paso fue -calculo yo- a las 6.30 horas de la mañana, porque ya se divisaba la alborada. Para ese auto, como pude, me puse de pie con la intención de hacerlo detener como fuera. Me arrodille en medio del camino y abrí los brazos pidiendo auxilio. El coche, cambio de marcha, también bajaba, entro en segunda, se corrió hacia el abismo para esquivarme, casi se cae al mismo tirando piedras abajo, siguió. En el mismo, iban dos médicos que no doy los nombres por razones obvias.
Estaba sentado con mucho frió. En el abismo no se sentía nada. Ya era de día, en la ciudad de salta helo esa mañana, me comentaron los médicos que me asistieron.
Estaba sentado viviendo mis últimos momentos de vida, cuando divise en frente del abismo a un pastor con sus dos hijos, que arreaban -presumiblemente- cabras, para la cuesta del cerro. Empecé a dar gritos movía los brazos con las fuerzas que me quedaban, para llamarles la atención. Estaba bastante lejos pero, se veía perfectamente. El hombre se dio vuelta y me diviso. Le dio unas indicaciones a los chicos y bajo corriendo. Al poco tiempo apareció en el camino la señora del pastor, que me pregunto que me había pasado. Yo le conté más o menos y le indique donde había caído el ómnibus. La señora se arrimo y miro. Dando un grito desgarrador volvió a acercarse a mí con mucho lamento por lo sucedido. En ese momento le pedí por favor que me trajera algo caliente con mucha azúcar, podía ser Te, Café o agua caliente pero con azúcar porque yo me sentía desfallecer.
La mujer fue y volvió rápidamente trayendo una pava con café y azúcar mas un jarro, pero antes de irse prendió dos fuegos chicos uno a cada lado de mi persona para que me calentara un poco. Busco pasto seco del cerro y prendió lo que encontró.
Ya estaba totalmente claro o sea de día. Al pastor y sus hijos ya no los divisaba, cuando aparecieron por la senda que había utilizado su mujer. El hombre subió con dos de sus hijos y al verme no me quiso tocar, por temor de hacerme mas daño. Con sus dos hijos arrimaron mas pasto seco a los fuegos.
En esos momentos, que era aproximadamente las 8.30 de la mañana, bajaba un vehiculo por la cuesta, se apresto a pararlo. Yo le sugerí que se tomaran de la mano con sus hijos, uno a cada lado porque el vehiculo de otras manera no pararía, esto por experiencia realizada.
Fue entonces que paro el vehiculo era el intendente que bajaba hacia la ciudad de Salta, él tampoco me quiso tocar y me dijo que en 20 minutos llegaría a Chicoana y desde allí enviarían una ambulancia para socorrerme. Verdaderamente así ocurrió demoro lo prometido pues necesitábamos de urgencias los que estábamos vivos. A mi me pusieron una inyección de “Ampliactil” y me hicieron sentar del lado del conductor y atrás transportaron a la Señora Martínez y a unas de las hermanas Merites. Cuando llegamos a la guardia del hospital uno de los médicos quiso sacarme las vendas, por lo que yo le insistí que no hiciera de lo contrario me podría producir una hemorragia, fue entonces que le pedí que me llevaran a Salta para que me atendiera mi medico de cabecera el Dr. Olaiz pero que antes me pusieran otra inyección para calmar el dolor.
En el trayecto de Cerrillos nos cruzamos con varios automóviles de la policía y cuerpos de Bomberos, la triste noticia ya era conocida en toda Salta.
Aproximadamente me atendieron a las 13hs gracias a Dios yo podía andar y pensar me pasaron a la sala de cirugía pero antes me encontré con mi cuñada que me pregunto como estaba, yo le respondí, que gracias a Dios bien, pero que no podía decir lo mismo de Gladis porque quedo allá. Se puso a llorar.
Cuando desperté me encontré en la habitación todo vendado. Y al lado de mi cama mis hijas y mis cuñadas. Por las noche las enfermeras se turnaban para cuidarme sus nombres son Rosa y Emilia.
En la cuesta, había perdido los zapatos, eso significo que el frió y las heridas me gangrenaron una pierna, con gangrena seca. A causa de eso no podía ni rozarme las sabanas. Gracias a dios día a día fui superando todo hasta que me dieron el alta.
El sepelio de los caídos en la tragedia, lo supe por boca de otros. Fue imponente se calculo que toda Salta fue al mismo.
El velatorio se efectuó en la Iglesia de San Alfonso, se pusieron los ataúdes sobre los bancos. Oficio el Arzobispo de Salta Monseñor Carlos Mariano Pérez, el Rector del Convento de Salta que era el muy Rvdo Padre Carlos Wiswiosky.
Supe tiempo después que el Padre fue al lugar del accidente y enterró varias masas encefálicas que perdieron algunos cuerpos y rezo un responso.
Algún tiempo después una persona vino a visitarme y sin ánimo de alentarme me dijo; ¿Usted va a seguir siendo católico después de todo lo que le paso? Yo le respondí y debo aclarar que el que contesto no fui yo, fue el cielo; si él ya había elegido la manera de morir, porque ese ramillete que había quedado en la Cuesta del Obispo era nada mas que una disposición de Dios, ya que todos tenemos que morir terrenalmente.
Antes de terminar quiero rendir un homenaje a todos los hermanos que se fueron de este mundo antes que yo: el Padre Andes Ibáñez, Gladis Guerra de Isola, albino Sosa, Rufino Nicanor Alemán, José López, Agueda Rivero de López, Marcial Cabrera, Olga Cabrera de Castro, Juana Aguirre, Dolores Aguirre, Celina López de Duran, Néstor Vaudilio López ,Felipe Tinte, Juan Carlos Reynoso, Pacifico Mena, Luís Inocencio, Palacios, Angela Naclerio de Biazutti, Napoleón García, Wenceslao Ignacio García, Estanislada Aquino de Merites, Eulalio, Luís Herrera, Elena Elvecia Bustamante, Alcira Bustamante, Trinidad Contreras Vda. De Laime, Trinidad del Carmen Laime, Juana Casasola de Artaza Domingo Velásquez, Moreno de Velásquez, Rosario Francisca Martínez (Charito) 10años y Oscar Roberto Quispe (Robertito) 11 años.