En la vida hemos sentido o en este momento
sentimos la necesidad de barajar y empezar de nuevo, “volver a empezar” muchas
veces nos encontramos en un callejón sin salida en el mundo de nuestros
vínculos, los más cercanos, los de
Familia, como Matrimonio, hijos, hermanos, Amigos íntimos, hermanos de
movimientos o en las relaciones sociales, muchas veces en el desgarrón de los
vínculos no sabemos cómo volver a empezar…
Entrar en la Cena del Señor es vivir la
experiencia del volver a empezar, así como 2 amigos empiezan quizás con un
apretón de mano y basta… o la relación entre Padres e hijos, empieza con una mirada, pero elocuente…
hoy Jesús nos invita a volver a empezar…
“este mes será para ustedes el mes inicial,
el primero del mes del año”
“Sabiendo Jesús que iba a llegar la hora de
pasar al Padre”
Nos invita a descubrir que desde el corazón
de Dios se puede volver a empezar… nunca es tarde, siempre es posible construir
un futuro mejor, si tomamos con responsabilidad el presente y abrimos las puertas
del futuro… De hecho el mundo, la sociedad, los movimientos y comunidades, han
intentado siempre volver a empezar, la palabra nuevo, lo nuevo acompaña tantas
veces al ofrecimiento de los políticos, de los comerciantes, espectáculos
teatrales, incluso en los movimientos y comunidades religiosas, como diciendo
“desde mi” comienza algo nuevo, hemos escuchado tantas veces cuando éramos niños
la propuesta de hacer una “argentina nueva” y la vejez de la propuesta aparecía
pronto… no solo en el ámbito social, político y cultural, sino también en el
campo Eclesial, en las Comunidades y Movimientos, la vejez de la propuesta
aparece pronto… que doloroso es escuchar “desde mi” comienza algo nuevo, No te
equivoques… no sos necesario… el único
que puede llevarnos a la novedad siempre nueva es Dios, el problema esta ¿Dónde
nace la novedad? ¿Quién? ¿Qué que hace posible la novedad de mi vida que se
desgasta con el paso de los años? ¿Hay
alguien que lo puede hacer? ¡Si, es el Amor!
Es por eso que aparece como acto
fundacional del pueblo Israel la entrega de la sangre de un animal, para
constituirlo como Pueblo Elegido, como pueblo de Dios Padre de Israel que
empezara el camino del creyente y también es el gesto de Jesús ¿qué hace? ¡Nos
lava los pies!
El Papa Francisco el año pasado fue a una
cárcel de menores para celebrar esta Misa, todos los chicos se llenaron de
alegría y gozo, uno de ellos dijo:
-Voy a escuchar por primera vez a alguien
que me dice que me ama y que es mi Padre.
¡Qué hermoso! ¿No? El amor es devolverle al
otro la identidad de alguien importante, para los demás y para mí.
¿Porque nos hace bien escuchar un te quiero
o un te amo? porque hace a nuestra identidad. “si me quieres dímelo… si me quieres déjame
que me de cuenta”
Ojala que estos días se conviertan en un
espacio para descubrir en las celebraciones litúrgicas, en el encuentro con los
amigos, en la experiencia de la belleza de los paisajes… descubrir como todo es
una sinfonía que proclama el Amor de Dios. Celebrar la Misa es empezar de nuevo, celebrar
la Misa no es
para un grupo de perfectos, porque no lo somos, el primero que no lo es soy yo,
sino que reuniéndonos un grupo de creyentes, que sabiendo de nuestras debilidades,
errores, creemos que se puede empezar desde el Amor de Dios, como Jesús que venía
del Amor y volvía al Amor y en el centro, en el eje quiso hacer un gesto de Amor,
lavarnos los pies.
Para Amar hay que dejarse Amar, cosa que no
capto Pedro, entonces Jesús le dijo; No, déjate amar sino no vas a poder formar
parte de la comunión.
En cada celebración la Iglesia aprende este desafío
del Amor, ojala demos este paso como Iglesia en estos días de Pascua!