domingo, 13 de abril de 2014

poner el corazón en las cruces y dolores de nuestra Familia y Amigos


Domingo de Ramos


El relato de la Pasión nos pone ante el escenario mismo de la vida, la vida es una Pasión, porque si en cierta medida si no padecemos no hay redención alguna. El evangelista Mateos nos relata la existencia de diferentes personajes; están los que lo buscan a Jesús, los curiosos que van a ver un espectáculo, están los amigos que miran de lejos, esta María Santísima, Juan, María Magdalena, la otra María, están las mujeres que lloran por la suerte que le toca correr, está el Cirineo, la diversidad de personaje es elocuente, pero no hay nada más parecido a la vida misma.

Espectáculo

Espectáculo, Curiosos, muchas veces sucumbimos a esta tentación en la vida misma por ejemplo; el espectáculo que damos cuando en un velorio vamos y delante del cuerpo le decimos;
 - ¡te amo! ¡Te quiero!
Pero no tuviste la capacidad de decirlo antes cuando estaba vivo. ¡Espectáculo! “si me quieres dímelo… si me quieres déjame que me dé cuenta” Que importante seria dejar ese espacio de espectáculo para tener una vivencia profunda de la Semana Santa, “nadie se da cuenta de lo perverso que puede ser hasta que se decide verdaderamente ser bueno”  “el que dice que ama a Dios pero no ama a su prójimo es un mentiroso” que Dios nos de la audacia de no dejar la vida pasar… es vital amar y dejarse amar, es necesario reconocer los errores hacernos cargo y pedir perdón… antes que andar evadiéndonos, en definitiva haciendo espectáculos, con esto y con aquello, todavía estamos a tiempo…

Lo seguían muchas mujeres

El evangelista pone acento o más bien nos devela algo que pasa totalmente desapercibido, la mujer es fuerte, soporta más la cruz, los sufrimientos, tiene una capacidad un don para resistir el dolor, cosa que el hombre no la tiene. Que fuerza tienen las mujeres, son más interiores, saben de la vida, porque fueron creadas por Dios para llevar la vida en su vientre, por lo tanto, todas las mujeres tienen este don, aun las que son solteras o nunca tuvieron hijos, en las mujeres Dios deposito la gracia de ser sagrarios de la vida. Nosotros los hombres debemos aprender mucho de ellas, tenemos que hacer que no sufran tanto, por ahí somos muy severos, brutos, torpes, ya sea con nuestro mal humor, nuestras faltas de agradecimiento por un plato de comida preparado con tanto amor o una palabra despectiva que para nosotros pasa desapercibida, pero que a las mujeres le desgarra el corazón, tenemos que cuidar a las mujeres y no hacerles pagar los platos rotos como reza el dicho popular. Que fuerzas tienen las mujeres, que fuerza tienen para soportar el dolor, para cargar la cruz.

Todavía el hombre no aprendió a valorarlas… en todo caso yo aprovecho y les pido perdón.
¡Emprendamos con alegría el camino de la Semana Santa