En
cuanto al amor que Jesús nos tiene, nos lo ha probado suficientemente como para
que creamos en El sin sentirlo; sentir que lo amamos y que nos ama, seria el
cielo; el cielo no es, salvo raros momentos y excepciones, para aquí abajo. Recordemos
con frecuencia la doble historia de las gracias que Dios nos hizo personalmente
desde nuestro nacimiento y el de nuestras infidelidades; encontraremos… allí el
motivo para perdernos en una confianza ilimitada en su amor. Nos ama porque es
bueno, no porque nosotros somos buenos ¿Acaso las madres no aman a sus hijos
descarriados? Así encontraremos como profundizar en la humanidad y la
desconfianza en nosotros mismos.
Procuremos
redimir un poco nuestros pecados por el amor al prójimo, por el bien hecho al prójimo.
La caridad hacia el prójimo, los esfuerzos por hacer el bien a otros son un
remedio excelente que hay que utilizar ante las tentaciones; es pasar de la
simple defensa, al contraataque.
Carta
del 15/07/1916 – Beato Carlos de Foucauld