viernes, 16 de noviembre de 2012

el amor

El amor no consistes en sentir que se ama sino en querer amar, cuando se quiere amar, se ama, cuando se quiere amar por encima de todo, se ama por encima de todo. Si ocurre que se cae en una tentación, es que el amor es demasiado débil, no es que no haya amor. Hay que llorar como San Pedro, arrepentirse como San Pedro, humillarse como él, decir como él tres veces; “yo os amo, os amo vos sabéis que a pesar de mis debilidades y pecados os amo”
En cuanto al amor que Jesús nos tiene, nos lo ha probado suficientemente como para que creamos en El sin sentirlo; sentir que lo amamos y que nos ama, seria el cielo; el cielo no es, salvo raros momentos y excepciones, para aquí abajo. Recordemos con frecuencia la doble historia de las gracias que Dios nos hizo personalmente desde nuestro nacimiento y el de nuestras infidelidades; encontraremos… allí el motivo para perdernos en una confianza ilimitada en su amor. Nos ama porque es bueno, no porque nosotros somos buenos ¿Acaso las madres no aman a sus hijos descarriados? Así encontraremos como profundizar en la humanidad y la desconfianza en nosotros mismos.
Procuremos redimir un poco nuestros pecados por el amor al prójimo, por el bien hecho al prójimo. La caridad hacia el prójimo, los esfuerzos por hacer el bien a otros son un remedio excelente que hay que utilizar ante las tentaciones; es pasar de la simple defensa, al contraataque.

Carta del 15/07/1916 – Beato Carlos de Foucauld