Recuerdo esa semana, reza el dicho popular “fue soñada”. Recuerdo la experiencia profunda de vivir la llegada de uno de los mejores alumnos de María, el Bienaventurado del cielo, San Juan Bosco, nuestro Padre como tanto le gustaba que lo llamen.
Fue muy intimo… agradecí tanto el haberme enseñado amar a María (Don Bosco cumplió el mandato de Jesús “ahí tienes a tu Madre”) y sobre todo amar a Jesús (Don Bosco cumplió el mandato de la gran Maestra “hagan lo que EL les diga”) fue un lindo momento… hermoso… profundo…
Sin descanso alguno, al día siguiente después de 2 jornadas y media de ALEGRIA, llego el TERCER DIA.
Incluso me animaría (un poco imprudente de mi parte) a decir que fue Pascual:
1er momento)
Intimidad con Don Bosco que consistía en anunciarme con su presencia, LA PRESENCIA CON MAYUSCULA que es JESÚS en la Santa Eucaristía. Así como también en mis amigos y en mi corazón. Es un misterio “levanten la mirada, todo ese cielo está en su corazón” Don Bosco
2do momento)
Crucifixión muerte o más bien luto, perdida, se iba (en cierta manera) el mensajero de Jesús, el alumno de María. Tenía que morir a la posesión… tenía que salir… recrear mi norte “los espero en el paraíso” y sentía que me decía, -déjate amar por Jesús, déjate guiar por María, todos sus caminos llevan a Jesús y por El al Padre Dios.
3er momento)
Resurrección, alegría, felicidad, asombro, celebración, fiesta.
Alegría (felicidad y asombro) de ver realizado la obra de Dios en Guillo y Silvana, el ser uno en EL UNO.
Celebración, la Santa Misa fue donación y unidad, entrega, alabanza, acción de Gracias, intento describir en palabras sueltas para ser mas sintético, pues se que no terminaría mas.
Fiesta: Bailar, compartir, libertad, emoción, plenitud. La fiesta es una realidad profundamente humana que hace uso de todo lo bello; los cantos, la música, los vestidos, la comida, un buen vino. La fiesta también es signo de la meta final de la humanidad, estamos hechos para la comunión y la fiesta, la Biblia nos presenta el fin de los tiempos como la Boda de la humanidad y de Dios, el éxtasis de la alegría y de la Celebración en Dios.
“Mi único deseo es que sean felices aquí en la eternidad” Don Bosco
Fue Pascual ese momento como olvidarlo…
Me uno al santo deseo del Padre Horacio
“Que el Señor los bendiga todos los días de sus vidas y vean a los hijos de sus hijos” (Sal 127, 5-6).
O como diría un poeta, de entre nosotros, pero más cache:
Arroz con leche… me quiero me quiero casar… ¡Muchas felicidades!
Gocemos, uniéndonos a Guillo y a Silvana en esta enorme alegría.
Todos los días vuelvan a elegirse y al hacerlo contagien la fuerza del amor en Jesús a los demás. Y nosotros al verlos juntos, diremos de nuevo, sean Felices!!!