sábado, 11 de febrero de 2012

El estilo de Dios es la pobreza


Retomando la meditación, la contemplación… el Estilo de Dios, en pleno caminar… el año que paso, Dios nos revelaba que su estilo es la corrección. Hoy meditemos… se nos revela pobre, simple, “el verbo se hizo carne y habito entre nosotros…” a mi me asombra… me interpela…

El hombre no es nada por sí mismo, pues no tiene en sí mismo su razón suficiente y no posee nada propiamente. Todo nos fue dado, la vida misma es dada, es un regalo.
La pobreza de espíritu es el grado máximo de la humildad. Es la experiencia de aquel que sabe que Dios lo es todo.

La pobreza de espíritu consiste en ser consciente de todo eso. Y la conciencia inmediata de esa actitud es el desprendimiento. Porque la pobreza no es tanto la privación de los bienes terrenales, riquezas, gloria, fama… sino más bien la manera de comprender la situación y el destino del hombre.

Asi como Dios es Familia, Padre, Hijo y Espíritu Santo y a la vez son uno en el amor (UN SOLO DIOS) por el contrario, podemos decir que el Pecado, es División, Mezquindad, y para liberarnos… la clave está en el desprendimiento… en la triple renuncia: al tener, al hacer y al ser.

Desprendimiento del tener, es decir, de la posesión egocentrista de las cosas, de lo terreno perecedero, de los talentos y carismas, de “Mi”

Desprendimiento del hacer: es el desprendimiento que hay que practicar en cada instante de la vida, que no se trata de rechazar la ayuda a un hermano, sino de cumplir sin apego al acto mismo, ni al fruto del acto, a la satisfacción y la recompensa, el Evangelio cuando nos dice que, hagamos lo que hagamos, nos consideremos siervos inútiles o incluso cuando nos recomienda, en relación con la práctica de la limosna, que tu mano izquierda ignore lo que hace la derecha, lo cual supone el perfecto desprendimiento frente al acto caritativo.

Renunciar a tener y renunciar a hacer, se reducen a renunciar a ser, renunciar al ser individual, al Yo, que es a la vez causa del apego y objetivo final del desapego: desprendimiento de las pasiones, del placer, del poder, de la propia voluntad, del saber, en una palabra, del ser separado individual. Todo lo que no es Dios son velos que lo ocultan decía Maestro Eckhart

Para recibir y llenarse, necesariamente hay que estar vacío...

Renunciar a sí mismo: esa es la condición que puso Cristo a quien quiere seguirlo de verdad: El que quiera venir en pos de mí, renúnciese a sí mismo. El verbo empleado tiene un sentido muy claro: negar, rechazar; La orden de Jesús, por tanto, equivale a decir que hay que negarse a sí mismo, aprender a dar y darse.

El Maestro Eckhart decía; “La desnudez del alma, coincide con la desnudez de Dios y su simplicidad, que también es, por decirlo así, su Pobreza, pues Dios es lo más pobre, totalmente desnudo y libre.”El Padre Jsuto hablando de la pobreza del alma, nos decía; “ la simplicidad, en Dios, es la otra cara de la unidad; y en el alma, es la unificación de todas las potencias del ser para regresar primero al estado primordial, que es el estado de infancia y de pequeñez.”

Miremos a San Francisco, es uno de los grandes santos que vivió este estilo, en una de sus biografías, cuentan el extraño suceso. En el tercer año de lo que él llama su conversión, un día que hacía una noche clara, Francisco estaba como en éxtasis. Sus compañeros le dijeron:, Francisco el enamorado, ¿estás pensando en tomar mujer? – ¡Sí!, y será tan hermosa y noble que nunca se verá otra igual. Francisco había visto aparecérsele de pronto la Señora Pobreza. Sin duda alguna, Francisco tuvo en aquel momento la revelación de su nada criaturial frente a Dios. Fue una revelación deslumbrante en la que comprendió todo su destino; y desde entonces permaneció siempre misteriosamente unido a la Señora Pobreza. Que maravilla!!! que misterio…

La cosa indecible; lo que se le había aparecido, en la noche de Asís, era la revelación de la gran Vacuidad, de la Esencia divina en su absoluta y fascinante simplicidad, allí donde tiene sus raíces la verdadera pobreza.

No hay riqueza en la pobreza y tampoco puede haber orgullo en la humildad

El hombre, el cristiano, no posee nada que no haya recibido…

El estilo de Dios es la Pobreza. El estilo de Dios es…