sábado, 3 de diciembre de 2011

Ya nos vieron partir… esa es la partida que no olvidan…



En pleno adviento fijemos nuestra atención, pongamos un corazón dispuesto y contemplemos…

Los hijos son flechas en las manos, llegaran tan lejos como tú te atrevas a lanzarlo…
En la vida es necesario Partir… Recuerdo que el Padre Justo nos decía;

-todo desprendimiento es muy doloroso…

En la Biblia dice;

- dejaras a tu Padre y a tu Madre y te unirás a tu mujer…

- deja todo lo que tienes y sígueme…

-pero debo enterrar a mis muertos…

- el que pone la mano sobre el arado y mira hacia atrás no sirve para el reino de los cielos.

En el Año de la Sagrada Familia, contemplemos a María y a José… ellos también tuvieron que partir y dejarlo partir a Jesús. Les paso a ellos, también a nosotros, en la familia nos pasa lo mismo.
Primero lo experimentan las Madres que dan a luz, también los Padres que adoptan un pequeño, también se manifiesta cuando el niño empieza a dar sus primeros pasos más aun cuando comienzan el jardín, la primaria, la secundaria y mucho más en la universidad y sobre todo cuando uno de ellos se une en Matrimonio o vive una vida Consagrada.

¿Que podrían decir nuestros padres sobre las partidas? ¿Sobre nuestras partidas?

Que ya nos vieron partir… desde muy chicos… Que esa es la partida que no olvidan… Que todas las cosas partidas son porque ya hemos dejado de ser niños o hemos partido de la casa… y ellos aun tienen nostalgia, de nuestra presencia y cercanía.

Un Padre y una Madre, no pueden retener a sus hijos en la infancia, ni en la adolescencia, ni en el mundo de la casa, porque los Padres pueden guardar la niñez de sus hijos en lo más profundo del corazón, en la memoria, pero no pueden, a menos que destruyan sus posibilidades de vida joven o adulta, no pueden pretender que permanezcan con ellos, deben dejarlos partir… o más aun, muchas veces deben ayudarlos… a partir.

Al hacerlo descubrirán o tal vez lo hacen porque ya lo han descubierto antes, que si quieren que sean hombres y mujeres, si quieren seguir formando parte de sus vidas, su amor de Padres debe ser arrastrado… porque su amor tiene que saltar ¿saltar? ¿hacia dónde? Hacia los nuevos lugares de nuestro hogar que ya no serán su casa, hacia el respeto de lo que amamos y a quienes amamos que a veces incomoda profundamente su amor, hacia la flexibilidad con el orden de nuestros tiempos y el ritmo de nuestra vida, hacia la apertura del alma para que asumamos nuestras decisiones y consecuencias.

Los Padres tienen que dejarlos crecer, tienen que dejarlos partir… tienen que dejarnos partir…

Los Papas y las Mamas saltan, lo hacen a veces con un inmenso dolor, otras con una alegría profunda y otras con un silencio no menos profundo, saltan también cuando no pueden sino estar en desacuerdo con lo que hacemos y deben aceptar o instalar una considerable distancia con nuestras decisiones, ven la figura de lo que aman en la tención de su sufrimiento y de sus decisiones, sienten en su corazón, que si no saltan, sus ojos no podrán encontrarnos porque se habrán perdido en el tiempo…

Los Padres “saltan” para seguir formando parte de nuestra vida, porque siempre lo serán y lo son a cada instante, lo repito son parte de nuestra vida. También nosotros tendremos que saltar… en muchas ocasiones, alguna vez… tendremos que saltar como lo hacen ellos que son Padres… es un misterio muy profundo…

En el año de la Sagrada Familia contemplemos, dejemos que nuestro corazón anide la Familia, Padre, Hijo y Espíritu Santo, que nos enseñen a ser familia.
Partir…

¿Que podrían decir nuestros padres sobre las partidas? ¿Sobre nuestras partidas?

Que ya nos vieron partir… desde muy chicos… Que esa es la partida que no olvidan… Que todas las cosas partidas son porque ya hemos dejado de ser niños o hemos partido de la casa… y ellos aun tienen nostalgia, de nuestra presencia y cercanía.

Sigamos camino a Belen junto con la Sagrada Familia