lunes, 29 de agosto de 2011

Jesus tiene sed de tu sed


Jesús asumió la condición humana en todo menos en el pecado, un Dios que se acerca que viene y comparte. Todos los días somos atraídos por la mirada de Dios.

El agua es vida, purifica, limpia, refresca. Quien bebe agua es porque en el fondo tiene sed.
La experiencia de la sed, la encontramos a lo largo de la historia de la salvación, Moisés tuvo que dar de beber al pueblo judío cuando este le reclamaba que tenían sed…. En los evangelios la encontramos cuando Jesús le dice a la Samaritana dame de beber, en la Cruz.
La sed es una experiencia profundamente humana y profundamente espiritual, por los frutos que dejan en el corazón, es la experiencia de la fragilidad, de la necesidad, del límite de la condición humana, es la experiencia de la necesidad de afecto, amor, de realización personal, de plenitud, de comunión, todos estamos necesitados, todos tenemos sed. Justamente la falta de esta experiencia nos hace orgullosos, cuadrados, necios, estúpidos.

La experiencia del propio limite, de la necesidad, que nos hace sentir sed, la sed, es un reflejo de la sed de Dios.
Por ejemplo, la sed de saber o del conocimiento… llega un punto en que uno experimenta, hay algo mas… algo pasa… y Jesús tiene sed de nuestra sed. Jesús viene al encuentro de la que tiene sed y la invita a entrar en lo profundo del corazón a través de la sed del agua, para llegar a la sed más profunda que es la sed de Dios.

…Dame de beber, si conocieras el don de Dios y quien te lo pide…

…Señor dame de esa agua viva para que no tenga más sed y no tenga necesidad para venir a buscarla aquí…

Y seguirá el dialogo para encontrar lo profundidad de la sed.
A nosotros nos pasa un poco como a la Samaritana, buscamos soluciones mágicas… ojala aprendamos a enfrentar esta sed profunda, no, tapándola o no saciándola con aguas turbias sino que aprendiendo a escuchar al Señor que es la sed profunda, la felicidad, que no la puede saciar sino Dios, porque el hombre está hecho para Dios. Hoy también nos pasa como la samaritana que tenia 5 maridos, buscamos saciarnos por otros lados, queremos saciarnos por otras fuentes y convertimos en dioses realidades humanas.

“Y Dios tiene sed de nuestra sed y Dios tiene sed de nuestra fe” dirá San Agustín

Jesucristo viene hacia nosotros y tiene sed del encuentro de nosotros. Aun hoy tiene ese vigor, esa fuerza, para darnos esa agua viva, el Espíritu que recrea la faz de la tierra y del corazón. Porque en el fondo aquí se plantea el tema, de amar y ser amados, ser amados y amar, que no encuentra solución en la condición humano, por lo que el hombre siempre busca más… porque en el fondo busca a Dios. El hombre es un sediento de lo absoluto, de lo eterno.
Y Dios tiene sed de nuestra sed. Tenemos que responder aprendiendo a descubrir los falsos causes que nos encierran y que no nos dejan encontrarnos con la sed que sacia y que al mismo tiempo siempre deja sed. Porque cuando uno entra en la lógica de Jesús, la sed se sacia dándola, no queriendo poseerla, encerrarla, porque sino el agua se pudre, no da vida. No hay nada más contraria a la condición humana que la cerrazón del corazón solo el que es generoso aprende a ser feliz. Dios nos llama a salir de nosotros mismos.

¡No tengamos miedo! porque el agua puede nacer en el desierto más seco.

Alguien me contaba que pasando Santa Rosa de los Pastos Grande en la puna Salteña, en medio de un salar, había un lago donde se puede encontrar agua dulce, donde se podía beber y encontrar la vida y Dios es así, aun en nuestras zonas de muerte por decirlo así, pecados, soberbias, orgullos, falta de perdón, impurezas, divisiones, El esta y viene a nosotros en lo cotidiano, dice el evangelista que “Jesús llego al mediodía”. En la familia, en el trabajo, en el estudio, si escuchamos su palabra quizás encontremos el agua de la felicidad, incluso valorar lo que tenemos y lo que somos.

Tengo sed dice el Señor. Recordemos mirando al Señor del Milagro, que en nuestro bautismo, que nosotros, cada uno de nosotros, vos y yo, somos lo que teníamos sed de nuestra vida cristiana. Porque Jesús, tiene que ver con nosotros, porque Jesús tiene que ver conmigo.