jueves, 21 de abril de 2011

en prision


Hijo entre la medianoche y el roció de la mañana cuando ellos me arrastraban hacia el segundo interrogatorio, permanecí en tu prisión. Solo, destrozado, afrentado, estuve atado a un poste, y pensé en ti y en el día que entonces te estabas formando.

He padecido tu prisión, no me quedo por saborear nada de su amargo hedor de corrupción, yo he examinado y conocido hasta la mas remota celda de todas tus prisiones, de todas las cosas que en la desesperación se levantan contra la libertad de Dios. Yo he elegido como morada mía un lugar muy profundo, en lo mas profundo de ti, en la oscura ignominia de tu incapacidad y de tu oposición.

Al igual que una pequeña raíz hace saltar la mas dura piedra, así he hecho yo saltar lentamente el muro de tu prisión. Todavía te apoyas tu con la fuerza de la desesperación contra mi amor, pero ya tu brazo comienza a paralizarse; paso a paso cedes a mi prisión. No voy a revelarte el misterio por el cual yo supere y vencí tu desesperación. El niño, agotado por las obstinadas lagrimas, acaba por dormirse; a la mañana siguiente a olvidado su resistencia y su inconsolable pena.

Ya no pienses en progresar, eso esta bien. Porque tu progresarías siempre en dirección hacia ti. Realmente tus pasos no te hubieran conducido lejos. Ahora deja de pensar, deja que los muertos entierren a sus muertos, aparta tu mirada de la miseria de estas cadenas y vuélvela hacia mi miseria, dirige a ella una larga y perseverante mirada. Veras lo que no querías creer. Tu prisión se ha convertido en mi prisión y mi libertad se ha convertido en tu libertad. No preguntes como sucedió sino alégrate y da gracias.
Tu eres limitado, es cierto; por eso tu resistencia es también limitada.

Todo amor sale de si mismo, al espacio inconmensurable de una libertad, busca la aventura y en ella se olvida de si misma. No digo que tu podías liberarte a ti misma, pues para eso vine yo. Tampoco que la libertad esta encerrada dentro de ti mismo, pues yo te la he dado. El padre te ha arrastrado hacia mi.
Pero he aquí que muchos de tus hermanos languidecen todavía en la cárcel ¿vas a gozar de tu libertad mientras ellos sufren? ¿o vas ayudarme a liberarlos de sus ataduras? ¿vas ayudarme a compartir con ellos tu prisión?

“El corazón del mundo – Hans Urs von Baltasar “