viernes, 13 de septiembre de 2013

Virgen del Milagro

Soberana Emperatriz de los Cielos y tierra, dulcísima Madre de pecadores, Madre del Milagro, en ésta tu escogida ciudad en la cual ostentas tu amor, mírame con semblante risueño, que, aunque pecador y desagradecido, soy hijo tuyo, y te venero y amo como a Madre amorosa y admirable. Y creo que si en mí empleas tus purísimos ojos, no me ha de desamparar mi Señor Jesucristo, porque a los que Tú tienes bajo tu patrocinio, les muestra El especial amparo. Ea, pues, Madre mía del Milagro, no desprecies mis ruegos, y si cuando como pecador no te busqué, Tú solicitabas mi amistad porque deseabas mi salvación, ¿cómo ahora, que con tanta ansia te busco, me has de negar tu amparo, tu patrocinio y favor? Merezca yo tu poderoso brazo, ahora que arrodillado te pido me lleves de la mano a tu amado Hijo crucificado, para que, viendo mi dolor y arrepentimiento de mis culpas y pecados, que deseo sea mayor que el me han tenido los más penitentes Santos del mundo, me lleve a sí y me dé a beber de aquella Sangre Soberana de su amoroso Costado, que es todo el precio de nuestra redención, y viva sólo en El, huyendo del mundo y de mí mismo. AMEN.


María Santísima mujer Eucarística, la primera creyente, la gran creyente, la gran fiadora de Dios, supo interceder al pie del Sagrario “y Tu cual otra hermosa Ester puesta delante del Supremo Rey de los Cielos mudando colores pediste por la libertad de este pueblo.” Celebramos la Fiesta de nuestra Señora del Milagro, en Ella se manifiesta claramente la íntima relación entre la palabra de Dios y la alegría. María es dichosa, feliz, bienaventurada porque tiene fe, porque ha creído y en esta fe ha acogido en el propio seno al verbo de Dios para entregarlo al mundo. María sabe que la fe, es la relación entre el hombre y el Padre, Ellas misma era Madre de Jesús y discípula, hija y educadora, Ella es la mujer fuerte y fiel del evangelio que supo estar al pie de la Cruz y agrandar su corazón para ser la Madre de todos.