Emprendemos la peregrinación en el corazón, viajando al corazón de Dios y desde el corazón de Dios al corazón de nuestros hermanos. El tiempo del Milagro es un tiempo de fraternidad, de encuentro, de compasión y caridad, es imponente como se puede sentir en el ambiente, la gente adopta un nuevo ritmo, otra sintonía suena en el corazón. Es la frecuencia del Amor que busca el amor de un pueblo, cuando escuchamos al Señor que llama desde la Cruz, nos hace enfrentar con la verdad de lo que somos, “somos hijos de Dios”. En el rostro del Señor esta el rostro del Padre prodigo en Misericordia. El tiempo del Milagro es penitencial pero alegre porque delante esta el Señor que abriendo sus brazos en la Cruz nos
recibe, nos sana y nos envía.
La Fiabilidad de Dios
La frecuencia del Señor es su fidelidad, bien nos dice el
Papa Francisco que la mayor prueba del amor fiable de Cristo se encuentra
en su muerte por los hombres. Si dar la vida por los amigos es la demostración más
grande del amor, en su muerte resplandece el Amor divino en toda su altura y amplitud.
Enganchar la frecuencia de Cristo, es escuchar de labios del
Señor un “te quiero” tan importante para mí, que puede proyectar y forjar mi
vida en un tiempo distinto, un tiempo que valga la pena vivirse, un tiempo sin
miedo porque con Jesús nadie puede tener miedo. ¡No temas! ¿Quién puede temer
cuando se sabe amado por el mismo Dios? Nadie confía más que el mismo Dios,
nadie es más fiable que el mismo Dios. Entonces sabemos que podemos confiar en Dios,
podemos ser fiables como creyentes, porque sabemos que nunca nos va a fallar,
en la encíclica el Papa Francisco usa la figura de Abraham, el nos representa
el camino de la Fe, “sal de tu tierra y ve al lugar donde yo te indicare” no le
dice donde sino más bien lo invita a ponerse en camino, que distintas seria
nuestra vida se confiamos en Dios, siempre queremos arreglar algo, despedirnos
de tal o cual, no nos confundamos, sal afuera, no te encierres en vos mismo,
confía en Dios.
Ser fiables
El tiempo del Milagro toca lo mas intimo de nuestros
vínculos, renovar las fiestas del Milagro es comprometernos a vivir en un clima
fiable, hoy es una actitud que nos cuesta
tanto… en el trabajo, el estudio, en la familia, en los grupos de oración y en
las comunidades.
Necesitamos urgente un baño de humanidad rebosante.
Hoy sentimos el peso de un mundo hiper competitivo, que poco
a poco se hace carne en nuestras comunidades. La competitividad tiene un lado
positivo porque estimula y hace crecer
las capacidades y nos invita a dar lo mejor, es decir la búsqueda de la
excelencia conduce a la excelencia, pero también tiene su lado negativo, por
cada uno que “gana” ¿Cuántos pierden, se desaniman y no pueden desarrollar sus
dones? Que importante es confiar en el otro ¿Confiamos en los miembros de
nuestra familia O creemos que nada pueden realizar? ¿Confiamos en nuestros
amigos o siempre lo tenemos bajo sospecha? ¿Confiamos en los miembros de la
comunidad que participamos o siempre buscamos al que tiene “mejores dones”?
Siempre tenemos la tentación de sucumbir por una confianza mezquina, creemos
mas en las capacidades que en la persona que siendo hija de Dios puede ser un
instrumento de Dios, porque el que hace la Obra es El.
Emprendamos la novedad siempre nueva de recorrer el camino
del Padre, un camino fiable, nada escapa a la providencia, nada viene sin la
gracia y la fuerza para soportar, sigamos en camino, como los miles y miles de
jóvenes que en este momento, junto a Pedro el Papa Francisco quieren
anunciarnos, quieren alentarnos, quieren decirnos “creer en Dios nos hace
Jóvenes”, celebremos el Milagro, confiando en el Señor y sabiendo que María
Madre Maestra, la primera gran creyente nos ayudara a Confiar a creerle a Dios,
vivamos con alegría porque en el rostro de miles de jóvenes podemos leer “es
bueno seguir a Jesús” sigamos sus pasos…