viernes, 1 de marzo de 2013

Noche, amiga mía



¡Noche, amiga mía!

Hace 27 años atravesaba  todo el firmamento, el cometa Halley engalanando la noche, la humanidad se asombraba por la obra creadora de Dios.

 Los Magos que buscaban al niño, “al ver la estrella, se llenaron de inmensa alegría” (Mt 2,10).

En el silencio de la noche, en lo más profundo del corazón, esperamos… un signo, una señal de parte de Dios, que ilumine la noche…  que nos dé una referencia… hacia donde marchar…

¿Cuál es el signo? ¿Cuál es la señal? Ustedes, cada uno de ustedes es la señal de Dios, ¡no esperemos otra! superemos la tentación de mirar hacia otro lado, de encerrarnos en nosotros mismo, abramos el corazón, no nos quedemos. “al ver la estrella, se llenaron de inmensa alegría”

¿Cómo experimentar? ¿Cómo descubrir esta señal?

Amar y dejarse Amar por Dios, amar y dejarse amar por el prójimo y amarse uno mismo. Es verdad que no es fácil… nos cuesta muchísimo, porque tenemos que soltar seguridades aparentes, miedos paralizantes, mezquindades, egos, defensas y rencores, fama y poder, pero conviene hacerlo, es la única manera de encontrar la felicidad, la plenitud de Dios. Todos estamos sedientos de Amor.
No es fácil vivir el misterio de la Encarnación que no te sorprenda no es fácil, porque es más cómodo tener una conciencia de un Dios que me controla desde arriba… y me juzga creando en mi una conciencia de esclavo, de un Dios envidioso de mi libertad y no es así la relación con Dios. El magnífico camino de la Encarnación, no es para perfectos, no nos equivoquemos, Dios no está hablando a muñecos robotizados, Dios te está hablando a vos y a mí, su proyecto, pone en jaque lo que nosotros llamamos el camino humano, aprendamos de Él, que siendo Dios se hizo Hombre, siendo rico se hizo pobre, siendo Rey nos lava los pies, se pone desde abajo, la humildad de Dios nos asombra, siendo Santo entrega su vida como víctima por nuestros pecados.

¿Cuál es el Poder de Dios, donde tiene el brazo de poder? En su Cruz, su poder es dar la vida, entregarse a los hombres. El amor, atrae, fascina, convoca, nos hace fecundos.

¿Podemos aceptar vincularnos a los demás aceptándolos como son, con todas sus imperfecciones y que Dios está oculto en ellos? ¿Podemos atrevernos a descubrir a Dios oculto en nuestra miseria y nuestra pobreza? 

Esto es lo que Jesús nos invita a aceptar.

Uno puede alcanzar muchas cosas en la vida, pero si no aprendió a vivir no vale de nada. Y ¿quién es el que sabe vivir? Es aquel que al final de la vida puede presentar toda su vida como ofrenda misma, si la puedo presentar a Dios fue una vida bien vivida. Vivir más o vivir menos en definitiva no es importante, y esto no se aprende en las universidades, en los libros, se aprende en la sabiduría que da la fe, se aprende en el silencio de la oración, se aprende dando nuestro corazón a los demás, se aprende en el misterio de la Cruz y la Resurrección.

Señor te doy gracias por el testimonio de tantos hermanos… son muchos… me conmueve ver como son expresión y señal de tu amor. Me llena de alegría ver cómo me contagian su amor por Vos.
Señor te pido por cada uno de ellos… por los que todavía tienen sed de tu cercanía  por los que buscan, por los que están pasando pruebas y tribulaciones, por los que están aprendiendo a vivir la comunión, la vulnerabilidad del amor como novios, por los que se están preparando para ser Matrimonios Santos, por aquellas que esoeran su San José, por los que se están preparando para recibir la Ordenación Sacerdotal, por los enfermos… te pido por cada unos de ellos.

“les doy un mandamiento nuevo, que se amen unos a otros. Ustedes se amaran unos a otros como Yo los he amado. Así reconocerán todos que ustedes son mis discípulos: si se aman unos a otros.

¡Alegrémonos, porque Dios está cerca, un Dios que nos recibe y nos ama!

¡María! ¡Madre! Parece que se apuro la luna, quiso contemplarnos junto al Niño Jesús, cuidame mucho y llévame siempre a tu Jardín para jugar con Jesús. ¡Maestra! Enséñame el arte de ser fiel a Dios, enséñame el arte de ser humilde, enséñame el arte de servir, enséñame el arte de ser alegre ¡Madre de la Cruz y Resurrección! San José ¡despierta, ven pronto! ¡Ayúdame a Confiar y a Creerle a Dios! 

Sigo peregrino por las sendas de la noche, amiga mía y del desierto… ruega, rueguen e intercedan por mi.

Una cosa pido al Señor, eso buscaré:  habitar en la casa del Señor por los días de mi vida y gozar de la dulzura del Señor, contemplando su templo Salmo 26, 4.