miércoles, 13 de febrero de 2013

Creer en la caridad suscita caridad

Comenzamos el tiempo de cuaresma, un tiempo magnifico que nos conduce a la libertad, muchas veces el clima de penitencia, y todo lo que acompaña es interpretado desde la tristeza, un tiempo triste y no debiera ser así... es penitencial, sí, pero ALEGRE, porque delante de nosotros esta el rostro amoroso del Padre.

La Cuaresma es el escenario para ver, mirar, observar y experimentar, la misericordia de Dios que sale a nuestro encuentro y nos levanta porque somos sus hijos.

La experiencia de ser tierra se traduce en la fragilidad del hombre, en sus debilidades… en sus miserias, es una invitación fuerte a descubrir la verdad profunda de lo que somos. Es el misterio de la dignidad del hombre donde se juega el propio destino.

“Recuerda que eres polvo y al polvo volverás”

Más allá de nuestra fragilidad podemos descubrir a un Dios que sigue confiando en cada uno, por eso vuelve a nosotros porque quiere nuestra felicidad.

“ les pido, reconcíliense con el Señor” nos dice San Pablo.

Es una palabra fuerte y desafiante... la conversión es para todos, muchas veces pensamos ¡qué bien le vendría a tal o cual persona! Vos y yo necesitamos convertirnos, no nos equivoquemos.

El Papa Benito XVI  puso como lema para esta cuaresma;

Creer en la caridad suscita caridad “Hemos conocido el amor que Dios nos tiene y hemos creído en él” (1 Jn 4,16)

El Papa nos enseña mencionando que la Fe “nos muestra a Dios que nos ha dado a su Hijo y así suscita en nosotros la firme certeza de que realmente es verdad que Dios es Amor”. “La Fe, que hace tomar conciencia del amor de Dios revelado en el corazón traspasado de Jesús en la cruz, suscita a su vez el amor. El amor es una luz -en el fondo la única- que ilumina constantemente a un mundo oscuro y nos da la fuerza para vivir y actuar. Todo esto nos lleva a comprender que la principal actitud característica de los cristianos es precisamente el amor fundado en la fe y plasmado por ella”

“La Fe es conocer la verdad y adherirse a ella; la caridad es “caminar” en la verdad. Con la fe se entra en la amistad con el Señor; con la caridad se vive y se cultiva esta amistad. La fe nos hace acoger el mandamiento del Señor y Maestro; la caridad nos da la dicha de ponerlo en práctica. A la luz de esto, resulta claro que nunca podemos separar, o incluso oponer, fe y caridad. Estas dos virtudes teologales están íntimamente unidas.

Esta cuaresma también se desarrolla bajo los últimos días del Papado de Benito XVI “tú eres Pedro” este es el tiempo propicio para dar gracias a Dios y para meditar… para dejarnos interpelar por Dios;

 ¡Señor! ¿Cuál es tu voluntad? ¡revélate!

¡Que sea un tiempo fecundo para todos!