martes, 10 de abril de 2012
bello abril
El tiempo durante el año nos recuerda un nuevo aniversario de su Matrimonio. Esta vez lo vivimos al día siguiente después de la Pascua.
¿Qué tiene que ver su matrimonio con la Pascua? ¿Qué tiene que ver Jesús con ustedes?
Es una pregunta que deben hacerse todos los días, al comenzar y al terminarlo. La respuesta es muy sencilla, su Matrimonio esta sellado con la sangre de Cristo, su matrimonio esta jugado desde la cruz, su matrimonio tiene sentido porque ¡Cristo Resucito!
Durante la cuaresma y más aun en la semana santa en las meditaciones que precede a esta, meditaba sobre el rostro de Cristo. “Señor busco tu rostro” ¿Y saben una cosa? Encontré el rostro de Cristo en ustedes, el rostro de la compasión y comprensión, el rostro de la paciencia y la espera… el rostro de un Cristo doliente porque siente y experimenta la fragilidad de la vida. Un rostro que confía, cree, un rostro alegre ¡Un rostro resucitado!
Contemplemos la mirada de Jesús en el jueves santo: Arrodillarse es un gesto de Comunión Un gesto elocuente en la celebración de la Santa Misa es ponernos de rodilla durante la consagración. El querido Padre Justo nos decía “…a las almas se las gana de rodillas…” el Papa Benito XVI en la homilía del jueves santo hablaba; “El Evangelista Lucas, afirma que Jesús oraba arrodillado. En los Hechos de los Apóstoles, habla de los santos, que oraban de rodillas: Esteban durante su lapidación, Pedro en el contexto de la resurrección de un muerto, Pablo en el camino hacia el martirio. Así, Lucas ha trazado una pequeña historia del orar arrodillados de la Iglesia naciente. Los cristianos con su arrodillarse, se ponen en comunión con la oración de Jesús en el Monte de los Olivos. En la amenaza del poder del mal, ellos, en cuanto arrodillados, están de pie ante el mundo, pero, en cuanto hijos, están de rodillas ante el Padre. Ante la gloria de Dios, los cristianos nos arrodillamos y reconocemos su divinidad, pero expresando también en este gesto nuestra confianza en que él triunfe.
Jesús nos lava los pies como gesto de Comunión Jesús se arrodilla, se pone a lavar los pies… puedo imaginar la ternura y la mirada de Jesús, los llama por su nombre a cada discípulo. Tiene un contacto personal, le revela a cada uno su amor. Es ante sala de lo que sucederá mas adelante con la partición del pan, Jesús en este signo devela la sed de comunión, de encuentro íntimo que tiene con cada uno de nosotros. Jesús mira a sus discípulos desde abajo… lo repito mira desde abajo… Dios los mira a ustedes desde abajo y saben que pide; que se dejen lavar los pies, que se dejen ayudar…
Trasponiendo los años sería bueno preguntarse ¿en qué Dios creó? Un Dios que nos mira desde arriba o que se pone a nuestros pies.
¿Y nosotros como lo vivimos? tengo sed de Comunión?
Con gran alegría espero tener a Matilda y a Julián entre mis brazos; Estamos llamados a la comunión y en lo cotidiano puedo vivirlo con Valentín y hace poco con la llegada de Joaquín…
Dios tiene sed de encuentro personal, de encuentro íntimo. Ustedes cuando tengan a Matilda entre sus brazos van a poder constatar la sed de comunión que es la misma sed de Dios por ustedes. Dios nos quiere con amor de Padre. “La comunión se manifiesta, en el amor de una madre o de un padre con su hijo. La sonrisa y la mirada del hijo, llenan de alegría el corazón de la madre. La sonrisa y la mirada de la madre llenan de alegría el corazón del hijo. Se revelan el uno al otro. No se sabe si la madre da más al hijo o si el hijo da más a la madre. ¿Qué ocurre en ese vaivén de amor? A través de la sonrisa y la mirada, la madre o el padre dicen al niño: “Eres bello, eres digno de ser amado, eres valioso, eres importante para mi” lo mismo ocurre con el niño hacia su madre, le revela lo bello. Jean Vanier”
Déjense mirar por Jesús; busquen su rostro… los tres juntos en la Santa Misa, en la Eucaristía y en la Confesión, en el cuidado y en la alegría de Matilda y en cada mañana cuando vuelva a mirarse al despertar. Déjense mirar por Jesús; busquen su rostro.
“El que me ve, ve al Padre” En el mes de María Auxiliadora “hagan lo que Jesús les dice”