domingo, 15 de abril de 2012
martes, 10 de abril de 2012
bello abril
El tiempo durante el año nos recuerda un nuevo aniversario de su Matrimonio. Esta vez lo vivimos al día siguiente después de la Pascua.
¿Qué tiene que ver su matrimonio con la Pascua? ¿Qué tiene que ver Jesús con ustedes?
Es una pregunta que deben hacerse todos los días, al comenzar y al terminarlo. La respuesta es muy sencilla, su Matrimonio esta sellado con la sangre de Cristo, su matrimonio esta jugado desde la cruz, su matrimonio tiene sentido porque ¡Cristo Resucito!
Durante la cuaresma y más aun en la semana santa en las meditaciones que precede a esta, meditaba sobre el rostro de Cristo. “Señor busco tu rostro” ¿Y saben una cosa? Encontré el rostro de Cristo en ustedes, el rostro de la compasión y comprensión, el rostro de la paciencia y la espera… el rostro de un Cristo doliente porque siente y experimenta la fragilidad de la vida. Un rostro que confía, cree, un rostro alegre ¡Un rostro resucitado!
Contemplemos la mirada de Jesús en el jueves santo: Arrodillarse es un gesto de Comunión Un gesto elocuente en la celebración de la Santa Misa es ponernos de rodilla durante la consagración. El querido Padre Justo nos decía “…a las almas se las gana de rodillas…” el Papa Benito XVI en la homilía del jueves santo hablaba; “El Evangelista Lucas, afirma que Jesús oraba arrodillado. En los Hechos de los Apóstoles, habla de los santos, que oraban de rodillas: Esteban durante su lapidación, Pedro en el contexto de la resurrección de un muerto, Pablo en el camino hacia el martirio. Así, Lucas ha trazado una pequeña historia del orar arrodillados de la Iglesia naciente. Los cristianos con su arrodillarse, se ponen en comunión con la oración de Jesús en el Monte de los Olivos. En la amenaza del poder del mal, ellos, en cuanto arrodillados, están de pie ante el mundo, pero, en cuanto hijos, están de rodillas ante el Padre. Ante la gloria de Dios, los cristianos nos arrodillamos y reconocemos su divinidad, pero expresando también en este gesto nuestra confianza en que él triunfe.
Jesús nos lava los pies como gesto de Comunión Jesús se arrodilla, se pone a lavar los pies… puedo imaginar la ternura y la mirada de Jesús, los llama por su nombre a cada discípulo. Tiene un contacto personal, le revela a cada uno su amor. Es ante sala de lo que sucederá mas adelante con la partición del pan, Jesús en este signo devela la sed de comunión, de encuentro íntimo que tiene con cada uno de nosotros. Jesús mira a sus discípulos desde abajo… lo repito mira desde abajo… Dios los mira a ustedes desde abajo y saben que pide; que se dejen lavar los pies, que se dejen ayudar…
Trasponiendo los años sería bueno preguntarse ¿en qué Dios creó? Un Dios que nos mira desde arriba o que se pone a nuestros pies.
¿Y nosotros como lo vivimos? tengo sed de Comunión?
Con gran alegría espero tener a Matilda y a Julián entre mis brazos; Estamos llamados a la comunión y en lo cotidiano puedo vivirlo con Valentín y hace poco con la llegada de Joaquín…
Dios tiene sed de encuentro personal, de encuentro íntimo. Ustedes cuando tengan a Matilda entre sus brazos van a poder constatar la sed de comunión que es la misma sed de Dios por ustedes. Dios nos quiere con amor de Padre. “La comunión se manifiesta, en el amor de una madre o de un padre con su hijo. La sonrisa y la mirada del hijo, llenan de alegría el corazón de la madre. La sonrisa y la mirada de la madre llenan de alegría el corazón del hijo. Se revelan el uno al otro. No se sabe si la madre da más al hijo o si el hijo da más a la madre. ¿Qué ocurre en ese vaivén de amor? A través de la sonrisa y la mirada, la madre o el padre dicen al niño: “Eres bello, eres digno de ser amado, eres valioso, eres importante para mi” lo mismo ocurre con el niño hacia su madre, le revela lo bello. Jean Vanier”
Déjense mirar por Jesús; busquen su rostro… los tres juntos en la Santa Misa, en la Eucaristía y en la Confesión, en el cuidado y en la alegría de Matilda y en cada mañana cuando vuelva a mirarse al despertar. Déjense mirar por Jesús; busquen su rostro.
“El que me ve, ve al Padre” En el mes de María Auxiliadora “hagan lo que Jesús les dice”
domingo, 8 de abril de 2012
¡Cristo ha Resucitado!
Jesús ha resucitado. Ese hombre que conocieron los apóstoles, que lo acompañaron, que lo abandonaron, que tuvo que padecer en la Cruz, Resucito. Resultó que no era un impostor, sino el Dios con nosotros y cambio la historia.
No hay realidad más profunda que golpea al hombre que el misterio de la muerte.
Nosotros los cristianos proclamamos que ¡Jesús Resucito! La pregunta es:
¿Qué tiene que ver conmigo?
Los hechos de los apóstoles nos narran que Pedro anuncia el misterio del kerigma. Nosotros somos testigos.
Y él se manifestó al pueblo “nosotros que comimos con el”
Jesús no es un personaje más, no es un fundador de una religión, no constituye la novedad de la religión, sino que en El la muerte fue vencida porque El Resucito y nuestra fe lo narra, con el testimonio de los Apóstoles y la historia cambio. Pedro el tibio, el cobarde en el momento del prendimiento de Jesús, Pedro nos dice; “nos envió al pueblo a proclamar que El es el Hijo de Dios”. Pedro el que lo negó dará la vida, incluso morirá crucificado.
¿Porque somos cristianos?
Porque sus ojos vieron y por eso sus ojos se convierten en nuestro ojos a través de los Apóstoles
“Era de madrugada cuando todavía estaba oscuro. Vio que la piedra fue corrida”
“Vio y creyó”
Ese ver se va haciendo una percepción de que algo había pasado, estaban las vendas…Es la experiencia de la Fe que nos comparten los Apóstoles y que se transmite de generación en generación y que cada Domingo la proclamamos. ¡Cristo resucito! ¡En El la muerte ha sido vencida!
¿Qué tiene que ver con nosotros?
En que Dios no se deja vencer. La resurrección de Cristo tiene que ver con nosotros, la resurrección de Cristo no es el final de un drama o de una novela, NO, es el comienzo de la historia porque nosotros fuimos bautizados en la Muerte y Resurrección de Jesucristo.
Por eso la vida tiene la última palabra. En medio de un mundo que le cuesta creer. Sin embargo la última palabra la tiene el amor y la vida porque Cristo ha Resucitado. No es inhumano creer. Sino todo lo contrario, el Papa Benedicto XVI nos dice que “cuando apartamos a Dios de la sociedad, el hombre se deshumaniza”
Muchas veces cuando la sociedad, los sistemas políticos, las familias, apartan a Jesús, es por el miedo a la realidad y la verdad. Quieren deshacerse del anuncio de la verdad que les ofrece llevarlos a la realidad. No quieren oír las palabras de Jesús y reconocer quien es. Están cimentados en el miedo y en el odio. Se niegan a ver y a aceptar los hechos y milagros de Jesús porque, si ven y creen, deberán cambiar su comportamiento. El que reconoce a Cristo, debe cambiar su vida.
El Papa Benedicto XVI, nos viene insistiendo muchos en estos últimos años: “no somos cristianos por la adhesión a un código ético sino somos cristianos por la adhesión a una persona, Cristo Resucitado” ¿Somos conscientes de esto? Somos Cristianos por un encuentro personal, no por un encuentro con sus cosas, no porque venga a Misa y “cumpla” soy Cristiano. No nos neguemos la posibilidad de este encuentro personal ¿por qué no le damos una chance al Señor?
En el momento que Jesús marca mi vida, empiezo a descubrir en el otro el rostro de la persona y en el momento en que lo descubro entonces mi vida se transforma, me encuentro necesitados de la gracia del Señor y volvemos a los Sacramentos. Jesús no es un moralista, no es un buena onda, es un hombre radical, coherente, es amor, misericordia, es verdad, es razón. No se empieza a ser cristiano por la adhesión a un código ético, a un programa, sino a un encuentro personal con una persona Jesús Resucitado que me transforma desde adentro.
Sabemos bien que la violencia en las grandes ciudades es cada vez más aguda, hay violencia cotidiana, no me refiero solamente a la violencia en que unos se matan entre sí o la muerte del inocente, sino a todas las manifestaciones de violencias. Hay un conceso que dice que es un problema cultural, que es una crisis de valores, lo dicen los de arriba, todo el mundo lo acepta, liberales, conservadores, la suprema corte, todo el mundo, la mayoría. Yo creo que este diagnostico es equivocado, los valores son CONSECUENCIA, no causa, los valores son consecuencia de lo que yo llamo persona. Lo que yo considero lo que es la otra persona, es lo que me hace tratarlo de una u otra manera, si yo considero que el otro no es persona dispongo de él a mi voluntad, se dan cuenta que volvemos a nuestra primera llamada que es el Bautismo, que nos da una dignidad ¿qué hace el hombre que golpea a su mujer? No la ve como una mujer llena de dignidad a la cual está llamado a construir una familia, la ve como una cosa de la cual puede disponer según su humor, el maltrato se origina en un desconocimiento del otro como mi prójimo como aquella persona que es digna de trato de amor y misericordia. Esto es lo que genera unos valores de desprecio a las personas. Por ejemplo: el aborto, ¿cuál es el problema del aborto? El problema del aborto es el desconocimiento de la dignidad de 2 seres humanos, de la mujer y el recién concebido. Entonces lo transformo en una bandera política en programas feministas, etc.
Como Iglesia debemos Creer, Celebrar y Actuar.
Creer; Jesús Resucito y en su resurrección fuimos sumergidos en el bautismo que nos devuelve la dignidad de ser hijos de Dios, la dignidad de ser templos del Espíritu Santo.
Celebrar; vivir intensamente la oración y por excelencia la oración fundamental es la Santa Misa. Si creemos, debemos celebrar los sacramentos que nos fortalecen, nos estimulan a seguir en la carrera de la Fe. Celebrar es orientar nuestra vida y hacerla ofrenda en el santo sacrificio del altar, donde se celebra la ultima cena, la muerte y resurrección del señor Jesús. Debemos sentir la presencia de Jesucristo en la liturgia, sino es puro cumplir, es puro sentimentalismo.
Actuar; somos un pueblo que cree, somos un pueblo que celebra, estos 2 aspectos nos deben impulsar a responder con amor. El Papa Benedicto XVI cuando se reunión con los Obispo de Latinoamérica, les recordó; que deben hacer la realidad el documento de Aparecida donde nos llama a la nueva evangelización, a la misión, como discípulos de Cristo Resucitado. Es urgente la misión en nuestras casas, en la familia, en los ámbitos públicos. Creer, Celebrar trae aparejado la consecuencia de descubrir en el otro a Cristo, es decir a una persona. De este encuentro con Dios, en la celebración litúrgica, en el encuentro de todos que creemos y estamos llamados a actuar, sobre esta perspectiva se encuentra la Santa Iglesia Católica.
¡Cristo ha Resucitado!
Y desde su anuncio de amor desde los brazos extendidos en la cruz, sigue siendo la novedad que da sentido a la vida.
Por eso como lo hizo Pedro nosotros estamos llamados a mirar en el sepulcro de nuestra propia historia, de nuestra propia vida, en medio de los signo de nuestros propios fracasos, nuestras propias tristezas y miserias, hay signos de vida; hay hermanos que aman, hay gente que sirve, hay hombres y mujeres que son generosos, hay gente que son capaces de perdonar, hay gente que aun sufriendo es capaz de enjugar el rostro del hermano que sufre, hay gente que cree en la verdad, hay gente que espera en nosotros, hay niños que son vida y creen en el evangelio, hay familias que educan a sus hijos en la verdad de la resurrección.
Cristo ha resucitado y nosotros aun en la noche “era de madrugada” estamos llamados a ser la mañana, el comienzo de un tiempo nuevo. Por eso cada Domingo nos reunimos en la Misa, nos reunimos para aferrarnos a Cristo, luz de mundo.
Aunque sea pesada. Esa es nuestra tarea, por eso estamos llamados a ser testigos de la verdad así como la mañana anuncia el comenzar de un nuevo día, esa es nuestra fe. Y el mundo sigue esperando testimonios de cristianos que seamos capaces de superar la mediocridad, que nos hace incapaz de mostrar el rostro de la victoria sobre la muerte.
Todavía los cristianos estamos en deuda con la humanidad, porque no terminamos en creer del todo en la resurrección de Jesús, todavía seguimos pensando a Cristo hasta ahí nomas…
Si podemos captar el sentido del huerto, de la resurrección porque el nuevo Adán a vencido a la muerte, y que ahí se desarrolla nuestro Bautismo. Creo que si somos consientes cambiaria nuestra vida.
Quisiera dar gracias a Dios por el testimonio de hermanos y amigos que me dan esperanza en el dolor, en la enfermedad, en la tristeza y en la dificultad y son tantos… (ruben, ivan, lia, sil y guillo, tere, percyto, chango dip, mario, claudia y benjamin, el perro, sebas, P.alex, P. Justo, fer y marce, mi mama, pato, sil y eze, moni, sandra, sergitus, son tantos...)
Volvamos a mirar nuestro corazón, el corazón de nuestra familia con los ojos del resucitado. ¿Cómo miraría Jesús? Que distinto seria si miramos nuestro lugar de trabajo, de estudio, nuestra familia, con la mirada de Jesús Resucitado.
Jesús ha Resucitado
Creemos, Celebramos y actuamos vayamos a la casa y digamos a los más cercanos.
¿¡Che te has dado cuenta que Cristo a Resucitado!?
jueves, 5 de abril de 2012
¡Alégrate porque Cristo ha Resucitado!
Sábado de Vigilia
Nuevamente proclamamos, anunciamos con alegría, Jesús Resucito, vale la pena vivir en cristiano, vale la pena porque las ataduras de la muerte fueron vencidas y vive para siempre, se ha vencido el enigma más grande que es la muerte. Cristo vive esa es la alegría que anunciamos y que vivimos en toda la Santa Iglesia.
La celebración nos a traído un clima de huerto, de jardín, toda la preparación desde la cuaresma, se desarrolla en un huerto, el monte del tabor, el huerto de Getsemaní, el huerto del Gólgota y de hecho Jesús fue puesto en el sepulcro en un huerto y ahí se dirigieron las mujer, como se dirigirán los apóstoles. Cuando Jesús resucitado se presenta a las mujeres dice:
¡Alégrense y díganle a los apóstoles que vayan a Galilea!
¿Qué significa esta expresión?
Es volver a la fuente de su rol de identidad, a la primera llamada, en Galilea fueron llamados los apóstoles, en galilea experimentaron el impacto del encuentro con el maestro, en galilea cambio la vida que oriento su existencia. La resurrección nos vuelve a nosotros también al origen de nuestra vocación, a la galilea de nuestra vida, a nuestro bautismo, porque nosotros fuimos bautizados en la Muerte y Resurrección de Jesús.
¿Como lo hace la celebración?
En la primera lectura escuchamos como la palabra de Dios va poniendo orden a todo lo creado, la fuerza de la palabra de Dios crea todo y le da dignidad a todos los seres en particular a los hombres y mujeres que estamos puesto como la corona de la creación, en el 6to día creo Dios al hombre, varón y mujer los creo, y le dio la orden de multiplicar la tierra y hacer de la creación un canto de alabanza a Dios. Pero en el corazón de la historia, también nace el drama del fruto del pecado.
¿Cómo responderá Dios? Entrando en el corazón del hombre.
Dios no nos ha creado para colocarnos en el lugar del castigo. Dios conoce nuestra debilidad y nuestra dureza de corazón. Conoce nuestra tendencia a separarnos de Él.
Lo que Dios quiere es abrirnos el corazón para sanarnos con su amor y amistad.
Nuestro Dios es un Dios de vida, amor y comunión, que quiere que lo acompañemos y nos convirtamos en personas de compasión y justicia. Dios no dice; “si cambias, te amare” Descubrimos que Dios nos ama y luego cambiamos y deseamos responder al amor de Dios.
Por eso en la segunda lectura, aparece la figura de nuestro Padre, Abraham;
Es signo de Jesús, el hijo obediente al Padre, el confía totalmente en lo que el Señor le pide.
Es signo del Padre Dios porque está dispuesto a dar la vida, la vida de su hijo por nosotros.
Dios le dice, Dios nos dice, Dios te llama, Dios nos llama, a ser cristianos, vuelve a llamarte hoy desde la fuerza de la resurrección de su Hijo, pero te quiere hacer un pueblo, nos quiere hacer un pueblo, cada uno con fe juntos proclamándola y anunciándola estamos llamados a ser el pueblo que pasa a través del mar rojo ¿quieres ser un pueblo que pasa de la esclavitud a la libertad de las tinieblas a la luz como experimento el pueblo de Israel?
Ellos celebran la Pascua esperando, justamente un signo es dejar la puerta abierta de la sinagoga, nosotros celebramos la Pascua confiando en que el Mesías ya esta, porque Jesucristo ha pasado de la muerte a la vida.
Celebramos la Resurrección del Señor y podemos escuchar que nos dice:
Yo confió en vos. ¡Confía en mí! El Señor Pasa:
Pasa en la capacidad para escuchar
Pasa en la oportunidad para vencer cualquier desesperación, cualquier problema, cualquier cerrazón del corazón.
Pasa en la garantía de un amor incondicional
Pasa con la capacidad de asombrarnos, nadie puede igualar la capacidad para asombrar que tiene Dios.
En la noche de la alegría Pascual, en la noche del huerto cada uno de nosotros podemos recuperar nuestro propio yo y recuperar la docilidad de la conciencia, de la fuerza de un Padre que nos abre los brazos y nos da confianza.
En la noche la mirada de Cristo puede penetrar lo profundo de la vida, el proyecto de familia y recrearlas
En la noche de la Pascua podemos descubrir que en lo hondo brilla la luz del amor que le da sentido a la existencia y podemos descubrir nuevos signos de Resurrección, de Vida. Volvemos a Galilea, para poder decir; el Alégrense que dirigió el Señor a los apóstoles. Alégrense, un llamado a la Alegría que constituye el TODO de la vida cristiana que debe impregnar a toda nuestra familia, ojala que la podamos ofrecer a nuestra Patria, la Alegría de ser cristianos, la Alegría del Resucitado.
Porque Nosotros fuimos sumergidos en la muerte de Jesús para Resucitar. Por eso podemos volver a empezar
Los chicos muchas veces buscan la noche para la diversión, para evasión… Nosotros buscamos la noche para volver a ser uno mismo y ser más humanos
Esta es la noche de la verdadera Alegría, es la madre de las Vigilias, solo esta noche fue testigo de la alegría más profunda:
La alegría que me levanta
La alegría que abre los brazos que me hace capaz de amar de verdad a mi prójimo
La alegría que me da capacidad de perdón, que me hace creativo que me da futuro que permite vencer cualquier agotamiento porque Cristo Resucito.
Esta la noche donde se perfila el rostro de un hombre nuevo. No es un hombre que mata, sino da vida, no de un hombre nuevo que agarra un arma y mata, sino un hombre nuevo que estudia, trabaja, que ama, que quiere servir, el hombre nuevo que tiene rasgo de Jesús, un rostro de Jesús que fue grabado, pintado, esculpido en el corazón de cada uno que quiere retratarse para poder seguir anunciando el amor de nuestro Padre, también en nuestro tiempo, en nuestra casa, en nuestra Patria.
Celebremos con un profundo amor, alimentado por Jesús que nos dice:
¡Alégrense Vivo, Alégrate, sigue adelante!
Vayamos a nuestra casa, mirémonos a los ojos y digamos a nuestros familiares y amigos;
¡Alégrate porque Cristo ha Resucitado!
Nuevamente proclamamos, anunciamos con alegría, Jesús Resucito, vale la pena vivir en cristiano, vale la pena porque las ataduras de la muerte fueron vencidas y vive para siempre, se ha vencido el enigma más grande que es la muerte. Cristo vive esa es la alegría que anunciamos y que vivimos en toda la Santa Iglesia.
La celebración nos a traído un clima de huerto, de jardín, toda la preparación desde la cuaresma, se desarrolla en un huerto, el monte del tabor, el huerto de Getsemaní, el huerto del Gólgota y de hecho Jesús fue puesto en el sepulcro en un huerto y ahí se dirigieron las mujer, como se dirigirán los apóstoles. Cuando Jesús resucitado se presenta a las mujeres dice:
¡Alégrense y díganle a los apóstoles que vayan a Galilea!
¿Qué significa esta expresión?
Es volver a la fuente de su rol de identidad, a la primera llamada, en Galilea fueron llamados los apóstoles, en galilea experimentaron el impacto del encuentro con el maestro, en galilea cambio la vida que oriento su existencia. La resurrección nos vuelve a nosotros también al origen de nuestra vocación, a la galilea de nuestra vida, a nuestro bautismo, porque nosotros fuimos bautizados en la Muerte y Resurrección de Jesús.
¿Como lo hace la celebración?
En la primera lectura escuchamos como la palabra de Dios va poniendo orden a todo lo creado, la fuerza de la palabra de Dios crea todo y le da dignidad a todos los seres en particular a los hombres y mujeres que estamos puesto como la corona de la creación, en el 6to día creo Dios al hombre, varón y mujer los creo, y le dio la orden de multiplicar la tierra y hacer de la creación un canto de alabanza a Dios. Pero en el corazón de la historia, también nace el drama del fruto del pecado.
¿Cómo responderá Dios? Entrando en el corazón del hombre.
Dios no nos ha creado para colocarnos en el lugar del castigo. Dios conoce nuestra debilidad y nuestra dureza de corazón. Conoce nuestra tendencia a separarnos de Él.
Lo que Dios quiere es abrirnos el corazón para sanarnos con su amor y amistad.
Nuestro Dios es un Dios de vida, amor y comunión, que quiere que lo acompañemos y nos convirtamos en personas de compasión y justicia. Dios no dice; “si cambias, te amare” Descubrimos que Dios nos ama y luego cambiamos y deseamos responder al amor de Dios.
Por eso en la segunda lectura, aparece la figura de nuestro Padre, Abraham;
Es signo de Jesús, el hijo obediente al Padre, el confía totalmente en lo que el Señor le pide.
Es signo del Padre Dios porque está dispuesto a dar la vida, la vida de su hijo por nosotros.
Dios le dice, Dios nos dice, Dios te llama, Dios nos llama, a ser cristianos, vuelve a llamarte hoy desde la fuerza de la resurrección de su Hijo, pero te quiere hacer un pueblo, nos quiere hacer un pueblo, cada uno con fe juntos proclamándola y anunciándola estamos llamados a ser el pueblo que pasa a través del mar rojo ¿quieres ser un pueblo que pasa de la esclavitud a la libertad de las tinieblas a la luz como experimento el pueblo de Israel?
Ellos celebran la Pascua esperando, justamente un signo es dejar la puerta abierta de la sinagoga, nosotros celebramos la Pascua confiando en que el Mesías ya esta, porque Jesucristo ha pasado de la muerte a la vida.
Celebramos la Resurrección del Señor y podemos escuchar que nos dice:
Yo confió en vos. ¡Confía en mí! El Señor Pasa:
Pasa en la capacidad para escuchar
Pasa en la oportunidad para vencer cualquier desesperación, cualquier problema, cualquier cerrazón del corazón.
Pasa en la garantía de un amor incondicional
Pasa con la capacidad de asombrarnos, nadie puede igualar la capacidad para asombrar que tiene Dios.
En la noche de la alegría Pascual, en la noche del huerto cada uno de nosotros podemos recuperar nuestro propio yo y recuperar la docilidad de la conciencia, de la fuerza de un Padre que nos abre los brazos y nos da confianza.
En la noche la mirada de Cristo puede penetrar lo profundo de la vida, el proyecto de familia y recrearlas
En la noche de la Pascua podemos descubrir que en lo hondo brilla la luz del amor que le da sentido a la existencia y podemos descubrir nuevos signos de Resurrección, de Vida. Volvemos a Galilea, para poder decir; el Alégrense que dirigió el Señor a los apóstoles. Alégrense, un llamado a la Alegría que constituye el TODO de la vida cristiana que debe impregnar a toda nuestra familia, ojala que la podamos ofrecer a nuestra Patria, la Alegría de ser cristianos, la Alegría del Resucitado.
Porque Nosotros fuimos sumergidos en la muerte de Jesús para Resucitar. Por eso podemos volver a empezar
Los chicos muchas veces buscan la noche para la diversión, para evasión… Nosotros buscamos la noche para volver a ser uno mismo y ser más humanos
Esta es la noche de la verdadera Alegría, es la madre de las Vigilias, solo esta noche fue testigo de la alegría más profunda:
La alegría que me levanta
La alegría que abre los brazos que me hace capaz de amar de verdad a mi prójimo
La alegría que me da capacidad de perdón, que me hace creativo que me da futuro que permite vencer cualquier agotamiento porque Cristo Resucito.
Esta la noche donde se perfila el rostro de un hombre nuevo. No es un hombre que mata, sino da vida, no de un hombre nuevo que agarra un arma y mata, sino un hombre nuevo que estudia, trabaja, que ama, que quiere servir, el hombre nuevo que tiene rasgo de Jesús, un rostro de Jesús que fue grabado, pintado, esculpido en el corazón de cada uno que quiere retratarse para poder seguir anunciando el amor de nuestro Padre, también en nuestro tiempo, en nuestra casa, en nuestra Patria.
Celebremos con un profundo amor, alimentado por Jesús que nos dice:
¡Alégrense Vivo, Alégrate, sigue adelante!
Vayamos a nuestra casa, mirémonos a los ojos y digamos a nuestros familiares y amigos;
¡Alégrate porque Cristo ha Resucitado!
miércoles, 4 de abril de 2012
¡tengo sed!
Viernes Santo
El relato de la Pasión se desarrolla en el amor, un amor que se hace hombre, como bien sabemos el prologo del evangelista Juan comienza “la palabra se hizo carne y puso su morada entre nosotros” Jesús no da recetas, sino que se pone a nuestro lado, comparte con nosotros, nos habla del Padre. Un Dios que viene a nosotros, baja, se hace hombre y asombra a todos porque viene en la fragilidad de un niño en la noche de Belén, un Dios que es donación, no duda en donarse hasta el extremo, por completo.
Jesús vino a traernos al Padre, esa es su misión y por lo tanto no duda en entregarse hasta el extremo de dar su vida.
En el relato de la Pasión resalta con fuerza el “Yo Soy” de Jesús, como el “Yo Soy” del éxodo (Yo Soy El que Soy, Yo Soy El que Es).
Meditemos el relato de la Pasión en 3 momentos:
Ponernos delante de Jesús que nos dice “tengo sed”
Llegando al capítulo final del Evangelio, siguiendo el relato, contemplamos a Jesús que dice;
“tengo sed”
La experiencia de la sed aparece en la Sagrada Escritura en el pueblo Judío que vive la experiencia de la sed en el momento de la peregrinación por el desierto. El pueblo se rebela fuertemente contra Dios. En cambio Jesús pasa por el desierto de la Pasión y se va vaciándose de sí mismo, ya casi no le queda sangre, por eso experimenta fuertemente la sed, Dios tiene sed del hombre.
Tiene sed de vos, de mí, de nosotros, tiene sed de adoradores, tiene sed de encuentro personal.
Ese Dios que también nosotros descubrimos como el buscador del hombre, llega en su búsqueda a dar la vida que lo hace experimentar la sed, porque vive la experiencia de rechazo de parte de nosotros.
“Vino a los suyos y los suyos no lo recibieron”
Esa experiencia de rechazo expresado por el mismo texto; de parte del Pueblo, de los Apóstoles y Discípulos, el abandono de parte de sus amigos, es una experiencia de soledad que busca la comunión de la humanidad. Ese clamor “tengo sed” se repite en la historia, hoy Jesús nos dice a nosotros “tengo sed” y frente al clamor de Jesús, están nuestros pecados, mediocridades, nuestra falta de entrega, flaquezas, nuestro decirle SI, quizás con la palabra y un NO con la vida, nuestro no aceptar que El es la verdad, nuestra actitud ecléctica como Pilatos “¿qué es la verdad?” y me voy… me voy… y nos perdemos…
Hoy es viernes santo, resuena en un modo especial, resuena el amor de Dios que se hace sed de la respuesta de la amistad con nosotros. Creo que hoy nos podemos detener delante de la cruz y escuchar ese “tengo sed” que ya no es la rebelión del pueblo Israel sino la docilidad de Jesucristo que se ha dado totalmente hasta desangrarse, para experimentar en lo más profundo de su ser “la sed”.
Pongámonos delante de Jesús que nos dice “tengo Sed” y preguntarnos, preguntarme si soy capaz de responder a esa sed, dando mi amistad, poniéndome a sus pies como discípulo para aprender de Él.
Ojala podamos sentir la sed de Cristo.
¿Que Deseo?
Una segunda experiencia seria preguntarme ¿cuáles son mis deseos en la vida?
¿Que deseo? ¿Qué quiero entrañablemente? ¿Que busco en mi vida? Muchas veces la respuesta será pasarla bien con mis amigos, en familia pero ¿que busco? Una tranquilidad mediocre, una felicidad pasando por la vida cumpliendo el proyecto de Dios o un cerrarme en mi egoísmo y alimentar mis heridas ¿que busco?
Hace poco leí sobre la vida Thomas Merton, escritor de espiritualidad, en esta su autobiografía; acababa de convertirse al catolicismo también un amigo que caminaba a su lado, este le pregunta a Tomas Merton;
-¿Que es lo que deseas en la vida? Y le responde
-¡Bueno, supongo que quiero ser un buen católico! Y el amigo le respondió
-No, eso no es, deberías desear “ser un santo.”
-¿Un santo? Y desde ahí cambio radicalmente su vida, pues lo conduciría al monasterio trapense. ¿Por qué? Porque busco al Santo, no busco su santidad, sino al SANTO, al Dios que ama hasta el extremo, busco la comunión de Dios y en ese dar descubrió la comunión con los hermanos.
¿Que deseo? ¿Qué me hace feliz? ¿Qué le da razón a mi vida concretamente?
Sería bueno preguntarse en la familia, porque es un tema muy alimentado por los medios de comunicación ¿que buscan los jóvenes que los hace meter en programas inconsistente? ¿Porque nos dejamos atraer por esos programas? Que alimentan deseos que son efímeros, vacios, deshumanizante y sin embargo lo seguimos.
¿Que buscamos? ¿Que deseamos? ¿De qué tenemos Sed?
Muéstranos tu rostro
Muéstrame tu rostro para encontrarte, para realmente experimentar esa sed que vale la pena crecer en el amor. ¿Qué me hace rezar? “en la oración se encuentra la sed de Dios y la sed del hombre” ¿Acaso no lo vives así? ¿Rezas? Aquí en el templo de Adoración, esta Jesús, no te preocupes si no rezas, hoy es el día para comenzar, Cristo te espera.
“en la oración se encuentra la sed de Dios y la sed del hombre”
Una sed que hace que descubra a Dios y así aprender a descubrir la necesidades de los demás. La Adoración debe traducirse en Comunión con los hermanos. Cuando empezamos a descubrir que aumenta en nosotros el clamor por los otros, empiezo a descubrir que mi vida vale la pena.
Hace poco escuche un testimonio que me llego muy hondo en el corazón.
Un joven que está luchando, tratando de salir o salió de la droga, que está en rehabilitación en una fundación católica. Este joven dijo;
-Yo descubrí que podía ayudar a los demás, al pedir ayuda, al pedir ayuda descubrir que podía, (algo así como) entusiasmar a otro, ayudar a otro, yo que pensaba solo en mi.
Cuando contemplamos a Jesús que extiende los brazos en la Cruz, cuando contemplamos la Santa Eucaristía, nos tiene que hacer pensar, no se puede transformar en sentimentalismo, no podemos vivir la pasión de Jesucristo en un sentimentalismo, porque eso sería diluir la fe, la vía dolorosa, el viacrucis nos tiene que hacer pensar. Cristo dio toda su vida, cumplió con la voluntad del Padre, nos amo hasta el fin, esto nos tiene que hacer pensar. ¡Piensen!
Cuando empezamos a vivir de cerca el ayudar a los otros, empezamos a descubrir el rostro de Cristo.
Escuchando la Pasión, dejémonos interpelar por la sed de Dios, escuchemos nuestros deseos y pidámosle a Jesús el deseo de servir a los demás, el deseo de encontrarnos con Él, el deseo de descubrir su rostro en el rostro de los hermanos.
Al comenzar decía que en este relato de la Pasión resaltaba con fuerza el YO SOY, podemos decir “yo soy libre porque he descubierto que Dios me ama con toda mi miseria y todo lo mortal que hay en mí, así como también con todo lo bello. Tengo con los demás una misión que cumplir, “ser signo de la paz y del amor” frente al YO SOY están aquello que quedan fuera de sí, enojados, quieren matar a Jesús, matar la verdad, matar el amor y la realidad. Ante Jesús se abren 2 senderos, podemos seguir al YO SOY buscando vivir en la verdad, estar plenamente vivos y dar vida a los demás. O podemos seguir en nuestra angustia, escondernos en nosotros mismos y en la oscuridad. Podemos sembrar vida o muerte.
Un gesto que nos puede ayudar abrir el corazón a la sed de Dios, es incorporar aquellas personas… que nos cuesta perdonar por el pasado o por la experiencia del presente porque eso rompe durezas del corazón, y nos permite recibir el agua que calma la sed y que nos envía, nos impulsa a calmar la sed de Dios.
Vivamos el viernes santo la experiencia de arrimarnos a la sed de Dios.
El relato de la Pasión se desarrolla en el amor, un amor que se hace hombre, como bien sabemos el prologo del evangelista Juan comienza “la palabra se hizo carne y puso su morada entre nosotros” Jesús no da recetas, sino que se pone a nuestro lado, comparte con nosotros, nos habla del Padre. Un Dios que viene a nosotros, baja, se hace hombre y asombra a todos porque viene en la fragilidad de un niño en la noche de Belén, un Dios que es donación, no duda en donarse hasta el extremo, por completo.
Jesús vino a traernos al Padre, esa es su misión y por lo tanto no duda en entregarse hasta el extremo de dar su vida.
En el relato de la Pasión resalta con fuerza el “Yo Soy” de Jesús, como el “Yo Soy” del éxodo (Yo Soy El que Soy, Yo Soy El que Es).
Meditemos el relato de la Pasión en 3 momentos:
Ponernos delante de Jesús que nos dice “tengo sed”
Llegando al capítulo final del Evangelio, siguiendo el relato, contemplamos a Jesús que dice;
“tengo sed”
La experiencia de la sed aparece en la Sagrada Escritura en el pueblo Judío que vive la experiencia de la sed en el momento de la peregrinación por el desierto. El pueblo se rebela fuertemente contra Dios. En cambio Jesús pasa por el desierto de la Pasión y se va vaciándose de sí mismo, ya casi no le queda sangre, por eso experimenta fuertemente la sed, Dios tiene sed del hombre.
Tiene sed de vos, de mí, de nosotros, tiene sed de adoradores, tiene sed de encuentro personal.
Ese Dios que también nosotros descubrimos como el buscador del hombre, llega en su búsqueda a dar la vida que lo hace experimentar la sed, porque vive la experiencia de rechazo de parte de nosotros.
“Vino a los suyos y los suyos no lo recibieron”
Esa experiencia de rechazo expresado por el mismo texto; de parte del Pueblo, de los Apóstoles y Discípulos, el abandono de parte de sus amigos, es una experiencia de soledad que busca la comunión de la humanidad. Ese clamor “tengo sed” se repite en la historia, hoy Jesús nos dice a nosotros “tengo sed” y frente al clamor de Jesús, están nuestros pecados, mediocridades, nuestra falta de entrega, flaquezas, nuestro decirle SI, quizás con la palabra y un NO con la vida, nuestro no aceptar que El es la verdad, nuestra actitud ecléctica como Pilatos “¿qué es la verdad?” y me voy… me voy… y nos perdemos…
Hoy es viernes santo, resuena en un modo especial, resuena el amor de Dios que se hace sed de la respuesta de la amistad con nosotros. Creo que hoy nos podemos detener delante de la cruz y escuchar ese “tengo sed” que ya no es la rebelión del pueblo Israel sino la docilidad de Jesucristo que se ha dado totalmente hasta desangrarse, para experimentar en lo más profundo de su ser “la sed”.
Pongámonos delante de Jesús que nos dice “tengo Sed” y preguntarnos, preguntarme si soy capaz de responder a esa sed, dando mi amistad, poniéndome a sus pies como discípulo para aprender de Él.
Ojala podamos sentir la sed de Cristo.
¿Que Deseo?
Una segunda experiencia seria preguntarme ¿cuáles son mis deseos en la vida?
¿Que deseo? ¿Qué quiero entrañablemente? ¿Que busco en mi vida? Muchas veces la respuesta será pasarla bien con mis amigos, en familia pero ¿que busco? Una tranquilidad mediocre, una felicidad pasando por la vida cumpliendo el proyecto de Dios o un cerrarme en mi egoísmo y alimentar mis heridas ¿que busco?
Hace poco leí sobre la vida Thomas Merton, escritor de espiritualidad, en esta su autobiografía; acababa de convertirse al catolicismo también un amigo que caminaba a su lado, este le pregunta a Tomas Merton;
-¿Que es lo que deseas en la vida? Y le responde
-¡Bueno, supongo que quiero ser un buen católico! Y el amigo le respondió
-No, eso no es, deberías desear “ser un santo.”
-¿Un santo? Y desde ahí cambio radicalmente su vida, pues lo conduciría al monasterio trapense. ¿Por qué? Porque busco al Santo, no busco su santidad, sino al SANTO, al Dios que ama hasta el extremo, busco la comunión de Dios y en ese dar descubrió la comunión con los hermanos.
¿Que deseo? ¿Qué me hace feliz? ¿Qué le da razón a mi vida concretamente?
Sería bueno preguntarse en la familia, porque es un tema muy alimentado por los medios de comunicación ¿que buscan los jóvenes que los hace meter en programas inconsistente? ¿Porque nos dejamos atraer por esos programas? Que alimentan deseos que son efímeros, vacios, deshumanizante y sin embargo lo seguimos.
¿Que buscamos? ¿Que deseamos? ¿De qué tenemos Sed?
Muéstranos tu rostro
Muéstrame tu rostro para encontrarte, para realmente experimentar esa sed que vale la pena crecer en el amor. ¿Qué me hace rezar? “en la oración se encuentra la sed de Dios y la sed del hombre” ¿Acaso no lo vives así? ¿Rezas? Aquí en el templo de Adoración, esta Jesús, no te preocupes si no rezas, hoy es el día para comenzar, Cristo te espera.
“en la oración se encuentra la sed de Dios y la sed del hombre”
Una sed que hace que descubra a Dios y así aprender a descubrir la necesidades de los demás. La Adoración debe traducirse en Comunión con los hermanos. Cuando empezamos a descubrir que aumenta en nosotros el clamor por los otros, empiezo a descubrir que mi vida vale la pena.
Hace poco escuche un testimonio que me llego muy hondo en el corazón.
Un joven que está luchando, tratando de salir o salió de la droga, que está en rehabilitación en una fundación católica. Este joven dijo;
-Yo descubrí que podía ayudar a los demás, al pedir ayuda, al pedir ayuda descubrir que podía, (algo así como) entusiasmar a otro, ayudar a otro, yo que pensaba solo en mi.
Cuando contemplamos a Jesús que extiende los brazos en la Cruz, cuando contemplamos la Santa Eucaristía, nos tiene que hacer pensar, no se puede transformar en sentimentalismo, no podemos vivir la pasión de Jesucristo en un sentimentalismo, porque eso sería diluir la fe, la vía dolorosa, el viacrucis nos tiene que hacer pensar. Cristo dio toda su vida, cumplió con la voluntad del Padre, nos amo hasta el fin, esto nos tiene que hacer pensar. ¡Piensen!
Cuando empezamos a vivir de cerca el ayudar a los otros, empezamos a descubrir el rostro de Cristo.
Escuchando la Pasión, dejémonos interpelar por la sed de Dios, escuchemos nuestros deseos y pidámosle a Jesús el deseo de servir a los demás, el deseo de encontrarnos con Él, el deseo de descubrir su rostro en el rostro de los hermanos.
Al comenzar decía que en este relato de la Pasión resaltaba con fuerza el YO SOY, podemos decir “yo soy libre porque he descubierto que Dios me ama con toda mi miseria y todo lo mortal que hay en mí, así como también con todo lo bello. Tengo con los demás una misión que cumplir, “ser signo de la paz y del amor” frente al YO SOY están aquello que quedan fuera de sí, enojados, quieren matar a Jesús, matar la verdad, matar el amor y la realidad. Ante Jesús se abren 2 senderos, podemos seguir al YO SOY buscando vivir en la verdad, estar plenamente vivos y dar vida a los demás. O podemos seguir en nuestra angustia, escondernos en nosotros mismos y en la oscuridad. Podemos sembrar vida o muerte.
Un gesto que nos puede ayudar abrir el corazón a la sed de Dios, es incorporar aquellas personas… que nos cuesta perdonar por el pasado o por la experiencia del presente porque eso rompe durezas del corazón, y nos permite recibir el agua que calma la sed y que nos envía, nos impulsa a calmar la sed de Dios.
Vivamos el viernes santo la experiencia de arrimarnos a la sed de Dios.
martes, 3 de abril de 2012
Jesús lo miro y el salió y lloro
Jesús se encuentra bajo la noche sometido al Juico del Sanedrín… miremos esta imagen… la experiencia de Pedro es nuestra experiencia, dice le Evangelista Lucas;
“Jesús lo miro y el salió y lloro”
En cambio el juicio del Señor, no es como el Sanedrín, es una mirada de amor, que en nuestros tiempo puede ser la mirada de un hijo a sus Padres, que está esperando que lo atienda… puede ser la mirada de los Padres a su hijo que está esperando un gesto de protección… puede ser la mirada de su esposa, de su esposo que está esperando que lo ayude, que le muestre un gesto de comprensión… puede ser la mirada de nuestros amigos y hermanos que están esperando una actitud distinta… recorramos las siete estaciones visitando los Sagrarios, caminemos la noche dejándonos mirar por la mirada del amor. ¡Qué mirada! Sostengamos la mirada, no nos condena, nos ama, nos da libertad, nos da su vida.
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