miércoles, 7 de marzo de 2012
escúchenlo
El Evangelio del Domingo pasado contemplábamos a Jesús en el tabor donde se Transfiguro. Salimos del desierto y contemplamos el resplandor del Padre. “este es mi Hijo muy amado escúchenlo” San Agustín manifestaba en este pasaje; “¡Pedro despiértate! baja pronto, predica, anuncia, cánsate mucho.” Nuestra vida tiene que tener estas características, Tabor y Calvario es decir Oración, Contemplación y Amor en Acción, Caridad.
Unas de las tentación que tal vez puede aparecer en la cuaresma es des-centrarnos. ¿Pero cómo puede ser esto? Si, al mirar nuestro pecado, al reconocernos pecadores y mirar al pasado, podemos perder el centro y transfigurar ese centro en nosotros mismo. Y empezamos con cuestionamientos… damos vuelta… nos culpamos… perdemos el rumbo, perdemos la mirada de Jesús.
Cuando nos miramos nosotros mismo, crece el amor propio, se siembran orgullos, culpas, creamos heridas porque nos estancamos, nos miramos nosotros mismo. Algunas veces es difícil, nos cuesta mucho dejar de mirar y dejar de escuchar esas voces del pasado que nos acusan…
El Papa Benito XVI nos decía en su encíclica “caritas in veritate” ¿cómo puedo anunciar la verdad sin la caridad? Y ¿cómo puedo ejercer la caridad sin la verdad? Se nos diluye la fe. Es decir quién pudo ver la verdad sin la caridad, se quedo en el pasado ( y eso lo podemos traducir en orgullo, aislamiento, soberbia, desconfianza, miedos) quien pudo ver la caridad sin la verdad termino frivolizando la fe y dejándose llevar por la moda del momento ( esto se puede expresar en no asumir nuestra responsabilidad “tus pecados te son perdonados no peques mas”)
El pecado tiene consecuencia todos lo experimentamos, pero es necesario saber que delante de nosotros esta la mirada de un Padre que nos da una nueva oportunidad “borrón y cuenta nueva” la cuaresma no se trata de mi, se trata de Él, se trata de recrear vínculos.
“En el monte tabor allí se transfiguro en presencia de ellos… entonces una nube los cubrió con su sombra y salió de ella una voz; Este es mi Hijo muy amado escúchenlo”
Quizás el Padre nos dice; silencio, hagan silencio, escuchen.
¿Qué mensaje trae? La buena noticia, nos trae la buena noticia del Padre. Viene a restablecer los vínculos, a decirnos y hacernos experimentar cuanto nos ama el Padre.
“este es mi hijo muy amado escúchenlo”
Y Jesús te dice;
-Te amo. Sígueme.
te devuelve la vida, la confianza, la esperanza vuelve a crecer.
-Pero soy pecador, soy débil…
y Jesús te responde.
-acaso crees que no lo sé. Por eso mismo te amo, sígueme, soy yo el que te llama. Sígueme.
No nos distraigamos sigamos muy de cerca a Jesús.