miércoles, 14 de septiembre de 2011

Exaltemos la Cruz


Partimos de una cruz y llegamos a una cruz, ¿qué estoy hablando? Todos nacimos de la cruz del parto de nuestras madres, que nos dieron a luz sufriendo y todos nos encontraremos con la cruz de la muerte que nos lleva a la vida. Algunos cargan cruces grandes, otros cruces más chicas, cruces de madera, cruces con dos palitos, de alguna manera cuando nos aferramos a la cruz, es como si se sintiera resumida nuestra propia vida a través de ese signo tan elocuente.

Todos sabemos que en el Imperio Roma, el signo de la cruz era sinónimo de fracaso.

Para nosotros la cruz tiene un mensaje cargado de amor, que nos hace conscientes de que Dios espera de nosotros y nos da una nueva oportunidad.

Jesús, es el hombre que carga con la condición humana, débil y pecadora. ¿Donde está la grandeza de nuestro Señor? El es capaz de recibir lo más ruin y bajo nuestro, pero recibiéndolo no se quiebra, porque es capaz de convertir todo eso en una respuesta de amor. Jesús no es un tipo duro, una especie de héroe moderno, un capitán america. Jesús es totalmente ajeno a la figura del que aguanta porque es fuerte y tiene muchos músculos. Lo que lo tiene de pie es el amor; “El hace nuevas todas las cosas”

Jesús es el hombre que renueva aceptando en su amor lo que somos y no rechaza nuestras limitaciones y nuestra pobreza, por eso sabemos que aun en los momentos más humillantes, sabemos que podemos encontrarnos con El, que ha querido hacer suyas las bajezas nuestras sufriéndolas y ha querido destruirlas superándolas por el amor. Este es Jesús, el nos acepta como somos, el no ve en nosotros un cliente para ganar plata o un engañado para usarlo, sino al hombre tal cual ha nacido del corazón del Padre. Por eso venimos hoy a exaltar la cruz, desde la cruz de nuestras madres dándonos a luz, porque sabemos que aquí en el crucificado, encontramos la razón de ser de nuestras luchas y la fuerza para seguir en esa lucha, sin desfallecer.

Hoy es necesario, reconocer, aprender y dar gracias a tantas mujeres. ¿Por qué? Creo que hasta incluso debemos pedirles perdón, nosotros los hombres

En la cruz estaba María, María Magdalena y Juan su discípulo amado también había otras mujeres e incluso camino hacia al calvario, dice el evangelista que lo seguían muchas mujeres que lloraban.

Jesús camino al calvario está acompañado por muchas mujeres; ¿lleno de mujeres? ¿Por qué? María mujer fuerte del evangelio, “junto a la cruz estaba su madre” El evangelista pone acento o más bien nos devela algo que pasa totalmente desapercibido, la mujer es fuerte, soporta más la cruz, los sufrimientos, tiene una capacidad un don para resistir el dolor, cosa que el hombre no la tiene. Que fuerza tienen las mujeres, son más interiores, saben de la vida, porque fueron creadas por Dios para llevar la vida en su vientre, por lo tanto, todas las mujeres tienen este don, aun las que son solteras o nunca tuvieron hijos, en las mujeres Dios deposito la gracia de ser sagrarios de la vida. Nosotros los hombres debemos aprender mucho de ellas, tenemos que hacer que no sufran tanto, por ahí somos muy severos, brutos, torpes, ya sea con nuestro mal humor, nuestras faltas de agradecimiento por un plato de comida preparado con tanto amor o una palabra despectiva que para nosotros pasa desapercibida, pero que a las mujeres le desgarra el corazón, tenemos que cuidar a las mujeres y no hacerles pagar los platos rotos como reza el dicho popular. Que fuerzas tienen las mujeres, que fuerza tienen para soportar el dolor, para cargar la cruz.

Hoy todavía el hombre no aprendió a valorarlas… en todo caso yo aprovecho y les pido perdón por nuestra falta de capacidad para valorarlas y amarlas como Dios quiere.
Gracias por ayudarnos a soportar el dolor, la prueba, gracias por ayudarnos a mirar el dolor con paciencia y a encontrar en él la alegría.

La cruz es un misterio, una fuente inagotable de gracias, pero como cuesta llevarla… Señor ayúdanos a cargar con la cruz, se nuestro cirineo.
María Madre admirable del Milagro, enséñanos a defender la cruz de la vida, enséñanos a defender la cruz de la familia, de los amigos.
María camina junto a nosotros.

“Concédenos Madre, el que, cual sediento siervo que busca las aguas, corra yo a beber de aquellas cinco fuentes que por mi amor derramo mi dulce Jesús en el madero santo de la cruz para que atraído de las dulzuras que comunican aquellas santísimas aguas, lave yo en aquellas purísimas aguas las muchas manchas con que he afeado mi alma, para que, cuando venga mi Señor a juzgarme y aparezca en el cielo aquel madero santo de la Cruz, llore lagrimas de consuelo al ver que aunque desprecie las fuentes de agua vivas, la Cruz fue la llave que me abrió las puertas de la gloria. Amén”

Partimos de una cruz y llegamos a una cruz, todos nacimos de la cruz del parto de nuestras madres, que nos dieron a luz sufriendo, todos nos encontraremos con la cruz final, de nuestra muerte que nos lleva a la vida.

¿Por qué dos palos cruzados tienen tanta fuerza? Porque allí hay un amor infinito, han pasados 2 mil años, han pasado miles de millones de ser humanos y la cruz sigue teniendo la misma fuerza, ¿Por qué? Porque esta EL, no hemos podido con EL, porque su amor es inagotable. Dejémonos querer por Jesús, el Señor del Milagro de la Vida.

En salta tenemos al Señor del Milagro, dejémonos que nos interpele… que nos provoque… mirémonos en su rostro y descubramos que podemos empezar de nuevo, entonces la vida tendrá otro sentido y valdrá la pena darse cada día mas, levantarse y ponernos en camino, en el milagro de la vida. Vamos a adorar la cruz, la del Señor, la tuya, la nuestra, traigamos también la cruz de mama que nos dio a luz y démosle gracias a mama porque nos dio a luz, traigamos la cruz de tantas mujeres, nuestra esposa, nuestras hermanas, nuestras amigas. Arrimemos la cruz de la familia, pongámosla en el hombro y volvamos a mirar para adelante, hasta que el nos encuentre.