¡Qué fuerte experiencia de Dios podemos
experimentar cuando abrimos el corazón!
¿Cuánto nos cuesta creer?
Pero el sigue firme golpeando la puerta
para que nuestra cabeza y nuestro corazón tan ilimitados, entre aquello que es
tan fácil de decir; “te amo” qué bueno sería que en esta Pascua que se acerca,
podamos experimentar un poquito ese amor para que ustedes y yo dejemos de andar
mendigando afecto por ahí.
Muchas veces se habla hasta casi parece una
película de miedo cuando se habla de la soledad y la renuncia del sacerdote
pero nunca se ve la otra cara de la moneda, nadie dice cuanto amor recibe el
Sacerdote y yo lo pude experimentar al ver ayer y hoy tantos rostros, pensaba
en mis hermanos seminaristas y ahora mis hermanos Sacerdotes que me han
acompañado y me acompañan expresado en el coro que canto hoy en la Misa donde
trabajamos con los jóvenes durante estos 6 meses, expresado en mi Familia que
me levanto cuando no podía seguir me ha seguido acompañando y alentando y nunca
me hizo ningún reclamo.
Me gustaría agradecer a todos ustedes por
sus oraciones, por su compañía, por su afecto, a mis amigos que vinieron de
lugares lejanos… a mis amigos que encontré en esta comunidad.
Anímense a decirle que SI al Señor aunque
vean que todo va en la noche, van a ver que hay luces que señalan la meta, el
camino pone mucho riesgo pero mucho sentido a la vida, ¡qué lindo cuando la
vida tiene sentido! Ustedes querida Comunidad de San José me han ayudado a
encontrar el sentido a mi vida, me han ayudado a fortalecer mi Vocación, ayer a
la noche cuando en el interrogatorio me preguntaban si quería el Orden Sagrado
del Presbiterio,(muchos me cargaban y se reían porque miraba para todos lados)
yo miraba para todo lados para recordar y no olvidarme jamás que el pueblo de
Dios es el que me impulsa para seguir, pese a mi debilidad y mi miseria de la
que soy consciente y de la que no, les pido perdón.
Quiero dar gracias al Seminario que se lo
sufre y se lo disfruta porque cuando uno se va se lo extraña. En el Seminario
vivimos nos movemos y existimos.
Gracias al Padre Fernando que también fue
mi Padrino en mi Ordenación Diaconal, voy a cometer una infidencia; con el
Padre Fernando éramos compañeros en el seminario se la pasa horas y horas
estudiando porque le costaba, pero cuando yo necesitaba hablar con él, siempre
cerraba su libro y su carpeta y me escuchaba hablar horas y horas… sin decir
nada, ese gesto me dejo grabado en el corazón, es un ejemplo para mí de
paciencia y de compasión, para aprender y saber renunciar a mis tiempos y
escuchar…
Quisiera hablar mucho mas pero les voy a
decir en 2 palabras todo lo que quiero decir sin hablar tanto;
¡Muchas Gracias!
¡Dios los Bendiga!
Testimonio del Padre Sebastian - 16 de Marzo del año del Señor de 2013