martes, 23 de abril de 2013

experiencia de Dios - Testimonio



¡Qué fuerte experiencia de Dios podemos experimentar cuando abrimos el corazón!

¿Cuánto nos cuesta creer?

Pero el sigue firme golpeando la puerta para que nuestra cabeza y nuestro corazón tan ilimitados, entre aquello que es tan fácil de decir; “te amo” qué bueno sería que en esta Pascua que se acerca, podamos experimentar un poquito ese amor para que ustedes y yo dejemos de andar mendigando afecto por ahí.
Muchas veces se habla hasta casi parece una película de miedo cuando se habla de la soledad y la renuncia del sacerdote pero nunca se ve la otra cara de la moneda, nadie dice cuanto amor recibe el Sacerdote y yo lo pude experimentar al ver ayer y hoy tantos rostros, pensaba en mis hermanos seminaristas y ahora mis hermanos Sacerdotes que me han acompañado y me acompañan expresado en el coro que canto hoy en la Misa donde trabajamos con los jóvenes durante estos 6 meses, expresado en mi Familia que me levanto cuando no podía seguir me ha seguido acompañando y alentando y nunca me hizo ningún reclamo.

Me gustaría agradecer a todos ustedes por sus oraciones, por su compañía, por su afecto, a mis amigos que vinieron de lugares lejanos… a mis amigos que encontré en esta comunidad.



Anímense a decirle que SI al Señor aunque vean que todo va en la noche, van a ver que hay luces que señalan la meta, el camino pone mucho riesgo pero mucho sentido a la vida, ¡qué lindo cuando la vida tiene sentido! Ustedes querida Comunidad de San José me han ayudado a encontrar el sentido a mi vida, me han ayudado a fortalecer mi Vocación, ayer a la noche cuando en el interrogatorio me preguntaban si quería el Orden Sagrado del Presbiterio,(muchos me cargaban y se reían porque miraba para todos lados) yo miraba para todo lados para recordar y no olvidarme jamás que el pueblo de Dios es el que me impulsa para seguir, pese a mi debilidad y mi miseria de la que soy consciente y de la que no, les pido perdón.

Quiero dar gracias al Seminario que se lo sufre y se lo disfruta porque cuando uno se va se lo extraña. En el Seminario vivimos nos movemos y existimos.

Gracias al Padre Fernando que también fue mi Padrino en mi Ordenación Diaconal, voy a cometer una infidencia; con el Padre Fernando éramos compañeros en el seminario se la pasa horas y horas estudiando porque le costaba, pero cuando yo necesitaba hablar con él, siempre cerraba su libro y su carpeta y me escuchaba hablar horas y horas… sin decir nada, ese gesto me dejo grabado en el corazón, es un ejemplo para mí de paciencia y de compasión, para aprender y saber renunciar a mis tiempos y escuchar…
Quisiera hablar mucho mas pero les voy a decir en 2 palabras todo lo que quiero decir sin hablar tanto; 

¡Muchas Gracias!



¡Dios los Bendiga!

Testimonio del Padre Sebastian - 16 de Marzo del año del Señor de 2013