“Esta es la morada de Dios entre los hombres: él habitará con ellos, y
ellos serán su pueblo; Dios mismo estará con ellos y será su Dios. El secará
todas sus lágrimas, y no habrá más muerte, ni pena, ni queja, ni dolor, porque
todo lo de antes pasó” Ap 21, 3-4
Hoy celebramos el nacimiento de la Santísima Virgen
María, Madre de Jesús y Madre nuestra y el nacimiento a la vida eterna de 35
personas que entregaron su vida por el evangelio.
Morir es volver a la casa, porque significa regresar a Dios. La muerte
no es sino la continuación de la vida. Por supuesto que lloramos por la persona
que se va y extrañamos su presencia. Pero tenemos que pensar que una persona ha
regresado a su hogar, ha vuelto a Dios
“Es cosa preciosa a los ojos de Dios la muerte de sus piadosos” Salmo
116,15
“Bienaventurados los que mueren en el Señor” Ap 14,13