sábado, 8 de septiembre de 2012

Bienaventurados los que mueren en el Señor




“Esta es la morada de Dios entre los hombres: él habitará con ellos, y ellos serán su pueblo; Dios mismo estará con ellos y será su Dios. El secará todas sus lágrimas, y no habrá más muerte, ni pena, ni queja, ni dolor, porque todo lo de antes pasó” Ap 21, 3-4

Hoy celebramos el nacimiento de la Santísima Virgen María, Madre de Jesús y Madre nuestra y el nacimiento a la vida eterna de 35 personas que entregaron su vida por el evangelio.

Morir es volver a la casa, porque significa regresar a Dios. La muerte no es sino la continuación de la vida. Por supuesto que lloramos por la persona que se va y extrañamos su presencia. Pero tenemos que pensar que una persona ha regresado a su hogar, ha vuelto a Dios

“Es cosa preciosa a los ojos de Dios la muerte de sus piadosos” Salmo 116,15

“Bienaventurados los que mueren en el Señor” Ap 14,13