Comenzamos la cuaresma un tiempo fecundo que muchas veces se lo interpreta y se lo vive de una manera triste y no debiera ser asi. Es Penitecial SI, pero Alegre porque delante esta el rostro de la misericordia de Dios dispuesto a perdonar.
Nosotros calculamos la vida, la pensamos, siempre en un proyecto
de tantos o cuantos años y en el fondo la realidad de la muerte marca un final
que hace que calcule el éxito de la vida por el tiempo que vamos a vivir;
algunos piensan en juntar dinero, en buscar fama, otros en perpetuarse en la
propia familia, otros en legar a la humanidad algo…
Jesús en cambio nos habla de un proyecto de vida que tiene
como horizonte la eternidad y de una medida de lo que nosotros somos y de lo
que podemos proyectar… que no tiene medida porque es el mismo Dios, Jesús nos
invita a descubrir la vida como una oportunidad para hacer el bien y de forjar
si se puede decir así, nuestra propia eternidad desde el corazón propio de
Jesús que nos invita a ser hermanos, hijos del Padre.
Todos tenemos que convertirnos y nosotros siempre pensamos
que esto le vendría bien a fulano a sultana y no es así… todos tenemos que
convertirnos.
Por ejemplo: Jonás está llamado a convertir a los Ninivitas pero
es él, quien tiene que convertirse porque él es un mezquino y tiene que pasar
la experiencia de hundirse… aun cuando huye del proyecto de Dios, porque su
proyecto es mezquino y el proyecto de Dios es amplio, llamara a la conversión y
el pueblo se va convertir pero él no lo va entender… necesita la sombra… y
constata que el árbol se le seca y Dios le va decir: ¿che vos te preocupas por
un árbol y vos no quieres que me preocupe por mis hijos Ninivitas? entonces Jonás
capta… y descubre…
…el tiempo se ha cumplido conviértanse el reino esta cerca…
Algo nuevo esta por suceder en la historia, la exigencia es
convertirse y siempre pensamos en dejar
de hacer cosas malas y hacer cosas buenas o en mejorar las cosas menos buenas:
por ejemplo, si miento dejar de mentir, si robo dejar de robar, y en definitiva
dejar cosas malas y planteamos el tema de la conversión solo en “la acción”
hasta incluso en la oración diaria, pero la conversión no es actuar bien, sino
toca una mentalidad, nos invita a preguntarnos que pienso de mi vida de los
años transcurridos y de los que me quedan por vivir ¿qué me hace feliz? ¿Que
busco? ¿donde pongo el peso de mi vida? ¿Qué me atrae, en el fondo cual es mi
amor?
Y aquí uno puede distinguir entre lo que es Piedad y Fe. Saben una cosa puede ser que seamos piadosos pero no del
todo creyentes... el que dice: “que ama a Dios y no ama a los hombres es un
mentiroso”
La Conversión tiene que ver con la fe, tiene que ver con
toda la existencia, con mi conciencia, con las convicciones más profundas, con
mi existencia.
Uno lo puede ver a la luz de la del profeta Jonás que quiere
a Israel pero no a los Ninivitas, piensa que Dios es para él, y cuando Dios le
dice que vaya a ver a los Ninivitas, huye por el mar y la tormenta lo saca de la barca y es devorado por una
ballena y luego lo tira en la playa.
Al final su predicación convierte a los Ninivitas, ellos creen
en Dios y el profeta no entiende… sigue molesto, ¿porque Dios los quiere a
ellos?
Convertirse a Dios es revestirse del estilo de Dios y vivir
con los criterios de Dios, si uno se arriesga a seguir el camino vamos a tener
que ir cambiando muchas cosas en nuestra vida, porque uno empieza a poner el
peso de la vida ya no tanto en uno mismo sino en Dios que nos va invitando…
“tuve sed y me diste de beber, estaba preso y me visitaste,
fui un forastero y me alojaste”
El amor comienza desde el hogar. Nadie más que Dios humaniza al hombre. En la medida en que
se es fiel al Evangelio voy humanizándome.
La necesidad de conversión es
urgente. No seamos “me incluyo” mezquinos, dejemos que Dios rompa los miedos.
¿Por qué no vivimos con Jesús según su estilo?
Después de tanto hablar, no será necesario escuchar la voz
de nuestra conciencia que nos dice:
¡Che convertirte, vos también lo necesitas!