sábado, 7 de diciembre de 2013

Maria y Jose son el signo del caminante



Andando ya el 2 Domingo de Adviento, celebramos la Fiesta de la Inmaculada Concepción

El corazón de la Iglesia se pone en tensión hacia la Navidad, es un tiempo marcado por la Esperanza y por la Humildad, toda la iglesia se pone en esa dinámica, la Iglesia siempre está en marcha y si queremos ser verdaderos cristianos debemos adoptar este ritmo, que es ir al encuentro de Alguien que viene, no hay nada más dañino que quedarnos… esa mediocridad de creer que todo lo hacemos bien y en el fondo no da testimonio al mundo.

Cerrando estos 3 años dedicados a la trinidad en la tierra; contemplamos a la Sagrada Familia que tuvo que emprender el viaje hacia Belén por eso en adviento este caminar se acelera, sobre todo en María y José que son el signo del caminante por excelencia. Esa experiencia de dejarse llevar por el Señor, paso a paso, esa aventura de andar cansado, de contemplar el día y la sublime noche, encierra un misterio… siempre en el camino surge algo inesperado, siempre hay que tomar decisiones y saber dejar el equipaje que esta de mas…  hay tanto para dejar…

Decimos que es un tiempo cargado de Esperanza… en nuestro tiempo, en donde el avance tecnológico, la manipulación y dominación científica alcanzo sus grandes expresiones, podemos nosotros todavía esperar? Sin embargo el hombre sigue esperando, sigue teniendo sed de esperanza. Cristo es la aurora de un tiempo distinto…  es aquí donde radica la clave de la vida y lo vemos en las  Madres de la esperanza  aquellas que pelean por las adicciones de sus hijos, de sus esposos.

Humildad es una palabra que campea en este tiempo y que tiene que retumbar tímidamente en el corazón, siempre esta primero; la Fama, el Aparecer, tener razón, el Dinero y sobre todo el Éxito, que termina siendo mucho más importante que la nobleza de vida. Si nosotros tuviéramos aquí una persona exitoso y al lado un medico, trabajador incansable que tal vez salvo la vida a muchos niños, estoy seguro que nuestra mirada iría al exitoso. Y esto lo podemos llevar a nuestra vida, en el trabajo, en los movimientos y comunidades.


Sigamos con María y José contemplando la estrella, sigamos caminando… el que espera en verdad en definitiva ya lo tiene, ya lo posee, ya lo alcanzo en la esperanza.