miércoles, 22 de mayo de 2013

El estilo de Dios; Confía en Ti



Seguimos dando un paso más, en las meditaciones sobre el estilo de Dios,  en el corazón del año de la Fe, durante el mes de María, Madre y Maestra de la Fe, tomamos su mano para ser conducidos  a su corazón y descubrir el sentido más hondo de creer. El estilo de Dios es la confianza en ti.

Madre de Misericordia, Auxiliadora de los cristianos, Madre humilde y fiel, ayúdanos a contemplar…

¡Creo Señor, aumenta mi fe!

La pregunta que se formula al instante; ¿Vale la pena creer en Dios? ¿Vale la pena creer en Jesús? ¿Vale la pena creer para una sociedad que alcanzo la luna, que descubrió el genoma humano? ¿Vale la pena creer para una sociedad que conquisto el espacio tecnológico?
Hay problemas de adentro... y de afuera... que parecen conspirar con nuestra fe ¿por qué? ¿Cuál es el punto débil de la fe? ¿Porque la fe queda debilitada?

La Fe vista como conocimiento puramente científico o humano, no es conocimiento. La Fe es un don, pero un don que tiene que ser recibido… aceptado…

Cuando hablamos de nuestra fe, hablamos de un conocimiento que tiene certeza. La fe significa que yo siempre puedo no creer, es decir; si yo creo, sé que puedo no creer, quizás estamos hasta tal punto convencidos de la posibilidad de lo contrario, no digo que no creamos sino que estamos demasiados convencidos de que podemos no creer, entonces olvidamos… el papel esencial que tiene la fe en la voluntad, es decir creo cuando quiero, es tan importante la voluntad, quiero creer y entonces creo. ¿Pero hacia donde se debe fijar mi voluntad? Bien nos decía el Padre Justo; la FE es un camino de ida y sin retorno.

Venimos hablando de la Fe, muy en las nubes… es mejor descender y ver… abrir el corazón… contemplar en serio.


Para un persona que vive un momento de fuerte depresión que difícil, que duro es vivir un momento de depresión, que duro es para una familia tener alguien deprimido, que duro es para un Matrimonio tener a tu esposo deprimido o tener a tu esposa deprimida. La experiencia de que se te desinfla el motor de la existencia, se pierde la meta y el sentido de trabajar, vivir, estudiar, comer, caminar, respirar… y no encontrar respuestas… sentís pánico… que dura realidad…

La experiencia de la depresión o de la baja autoestima nos muestra a alguien que no confía, porque cree que no confían en él y entonces piensa ¿Para qué encarar el futuro o el presente mismo? ¿Para qué hacer esfuerzos? ¿Para qué vivir?

¿Qué es creer? En el caso de la depresión hay una falta de confianza en sí mismo. Uno NO cree en sí mismo cuando no escuchó una persona que le haya dicho desde el fondo del alma: “Eres importante para mí, yo te amo y confío en ti, seguí adelante…”. Detrás de la experiencia de la depresión sea por la falta de vínculos familiares,  sea porque la providencia nos hizo experimentar una prueba difícil… como la muerte de algún familiar y nos cuesta aceptar, sea porque una persona que nosotros considerábamos importante nos dijo una palabra que dejo un surco enorme en el corazón llenando de complejos, sea porque tuviste frustraciones y fracasos, en el fondo de todas estas experiencias, que son muchas y variadas, hay una carencia de afecto de ese acto de confianza en mí, que me lleva a no confiar en el otro.

La otra experiencia es la de la fe traicionada en la amistad, que rompe vínculos ¿Cómo le voy a creer a éste si me ha defraudado? Qué duro es vivir la experiencia de confiar en una persona que después te defrauda… porque usa aquello que dijiste… te extorsiona porque sabe algo tuyo muy intimo… te desprecia… te difama… es indiferente… todos de un modo u otro hemos vivido estas experiencias. Pero ojo que en todas estas situaciones también estamos en la vereda del frente, directa o indirectamente.

¿Qué es la fe?

A María Santísima le cambio la vida cuando dijo; ¡Creo! ¡Hágase! Algo nuevo empezó en la vida de cada papá o mamá que empezó su Matrimonio con entusiasmo y fidelidad y que son capaces de dar la vida, día a día, por el esposo y esposa, son capaces de dar la vida por los hijos, todo comenzó cuando creyeron en Jesús. La fe me da un soporte y la experiencia de Jesús me da una roca en la que yo puedo apoyar mi vida y mi proyecto de vida.


¡Creo Señor, aumenta mi fe!

Ninguno de nosotros puede mirar para otro lado o pensar que no está invitado a este banquete, si estas deprimido, estas invitado, si sentís que estas solo, estas invitado, si te cuesta dejarte ayudar, sabes una cosa a mi me cuesta ayudarte dame tu testimonio pidiendo ayuda y yo te doy mi testimonio ayudándote, si queres volver a empezar, estas invitado, si estas alegre, estas invitado, si estas triste, sabes una cosa aquí podes encontrar compasión.


Él nunca va a usar mi acto de fe para después extorsionarme sino que hasta el final me dará la oportunidad para que escuche que Él vuelve a creer en mí. Él espera que confíe en Él.
Saben una cosa doy gracias a Dios por el testimonio de cada uno de ustedes…  son muchos y en diferentes tonalidades… y también doy gracias a Dios por los muchos testimonios de fe que solo El conoce, uno de ellos es el beso de una Madre a su hijo, el testimonio es algo muy grande, es muy grande creer y ser creído…


El año pasado dedicado a la Sagrada Familia le pusimos como lema “comunidad de fe” ahora el lema que nos acompaña es; “miren como se aman” si hay alguien que nos pueda reflejar el amor, el escenario es el hogar de Nazaret, la carpintería de José, la cocina de María Santísima,  porque para volver a creer necesitamos experimentar el amor, para confiar tenemos que amar y dejarnos amar, abrirnos a la vida y vivirla, este año es una provocación para que de la mano de María, Madre y Maestra  y San José, Sombra del Padre,  nos pongamos cerca de Jesús, muy cerca y descubramos lo que vale creer en Él; porque si alguien dijo: “Yo confío en tí” ese es Jesús.