Seguimos dando un paso más, en las
meditaciones sobre el estilo de Dios, en
el corazón del año de la Fe, durante el mes de María, Madre y Maestra de la Fe,
tomamos su mano para ser conducidos a su
corazón y descubrir el sentido más hondo de creer. El estilo de Dios es la
confianza en ti.
Madre de Misericordia, Auxiliadora de los
cristianos, Madre humilde y fiel, ayúdanos a contemplar…
¡Creo Señor, aumenta mi fe!
La pregunta que se formula al instante;
¿Vale la pena creer en Dios? ¿Vale la pena creer en Jesús? ¿Vale la pena creer
para una sociedad que alcanzo la luna, que descubrió el genoma humano? ¿Vale la
pena creer para una sociedad que conquisto el espacio tecnológico?
Hay problemas de adentro... y de afuera... que
parecen conspirar con nuestra fe ¿por qué? ¿Cuál es el punto débil de la fe? ¿Porque
la fe queda debilitada?
La Fe vista como conocimiento puramente
científico o humano, no es conocimiento. La Fe es un don, pero un don que tiene
que ser recibido… aceptado…
Cuando hablamos de nuestra fe, hablamos de
un conocimiento que tiene certeza. La fe significa que yo siempre puedo no
creer, es decir; si yo creo, sé que puedo no creer, quizás estamos hasta tal
punto convencidos de la posibilidad de lo contrario, no digo que no creamos
sino que estamos demasiados convencidos de que podemos no creer, entonces
olvidamos… el papel esencial que tiene la fe en la voluntad, es decir creo
cuando quiero, es tan importante la voluntad, quiero creer y entonces creo.
¿Pero hacia donde se debe fijar mi voluntad? Bien nos decía el Padre Justo; la
FE es un camino de ida y sin retorno.
Venimos hablando de la Fe, muy en las
nubes… es mejor descender y ver… abrir el corazón… contemplar en serio.
Para un persona que vive un momento de
fuerte depresión que difícil, que duro es vivir un momento de depresión, que
duro es para una familia tener alguien deprimido, que duro es para un
Matrimonio tener a tu esposo deprimido o tener a tu esposa deprimida. La
experiencia de que se te desinfla el motor de la existencia, se pierde la meta
y el sentido de trabajar, vivir, estudiar, comer, caminar, respirar… y no
encontrar respuestas… sentís pánico… que dura realidad…
La experiencia de la depresión o de la baja
autoestima nos muestra a alguien que no confía, porque cree que no confían en
él y entonces piensa ¿Para qué encarar el futuro o el presente mismo? ¿Para qué
hacer esfuerzos? ¿Para qué vivir?
¿Qué es creer? En el caso de la depresión
hay una falta de confianza en sí mismo. Uno NO cree en sí mismo cuando no
escuchó una persona que le haya dicho desde el fondo del alma: “Eres importante
para mí, yo te amo y confío en ti, seguí adelante…”. Detrás de la experiencia
de la depresión sea por la falta de vínculos familiares, sea porque la providencia nos hizo
experimentar una prueba difícil… como la muerte de algún familiar y nos cuesta
aceptar, sea porque una persona que nosotros considerábamos importante nos dijo
una palabra que dejo un surco enorme en el corazón llenando de complejos, sea
porque tuviste frustraciones y fracasos, en el fondo de todas estas
experiencias, que son muchas y variadas, hay una carencia de afecto de ese acto
de confianza en mí, que me lleva a no confiar en el otro.
La otra experiencia es la de la fe
traicionada en la amistad, que rompe vínculos ¿Cómo le voy a creer a éste si me
ha defraudado? Qué duro es vivir la experiencia de confiar en una persona que
después te defrauda… porque usa aquello que dijiste… te extorsiona porque sabe
algo tuyo muy intimo… te desprecia… te difama… es indiferente… todos de un modo
u otro hemos vivido estas experiencias. Pero ojo que en todas estas situaciones
también estamos en la vereda del frente, directa o indirectamente.
¿Qué es la fe?
A María Santísima le cambio la vida cuando
dijo; ¡Creo! ¡Hágase! Algo nuevo empezó en la vida de cada papá o mamá que
empezó su Matrimonio con entusiasmo y fidelidad y que son capaces de dar la
vida, día a día, por el esposo y esposa, son capaces de dar la vida por los
hijos, todo comenzó cuando creyeron en Jesús. La fe me da un soporte y la
experiencia de Jesús me da una roca en la que yo puedo apoyar mi vida y mi
proyecto de vida.
¡Creo Señor, aumenta mi fe!
Ninguno de nosotros puede mirar para otro
lado o pensar que no está invitado a este banquete, si estas deprimido, estas
invitado, si sentís que estas solo, estas invitado, si te cuesta dejarte
ayudar, sabes una cosa a mi me cuesta ayudarte dame tu testimonio pidiendo
ayuda y yo te doy mi testimonio ayudándote, si queres volver a empezar, estas
invitado, si estas alegre, estas invitado, si estas triste, sabes una cosa aquí
podes encontrar compasión.
Él nunca va a usar mi acto de fe para
después extorsionarme sino que hasta el final me dará la oportunidad para que
escuche que Él vuelve a creer en mí. Él espera que confíe en Él.
Saben una cosa doy gracias a Dios por el
testimonio de cada uno de ustedes… son
muchos y en diferentes tonalidades… y también doy gracias a Dios por los muchos
testimonios de fe que solo El conoce, uno de ellos es el beso de una Madre a su
hijo, el testimonio es algo muy grande, es muy grande creer y ser creído…
El año pasado dedicado a la Sagrada Familia
le pusimos como lema “comunidad de fe” ahora el lema que nos acompaña es;
“miren como se aman” si hay alguien que nos pueda reflejar el amor, el
escenario es el hogar de Nazaret, la carpintería de José, la cocina de María
Santísima, porque para volver a creer
necesitamos experimentar el amor, para confiar tenemos que amar y dejarnos
amar, abrirnos a la vida y vivirla, este año es una provocación para que de la
mano de María, Madre y Maestra y San
José, Sombra del Padre, nos pongamos cerca
de Jesús, muy cerca y descubramos lo que vale creer en Él; porque si alguien
dijo: “Yo confío en tí” ese es Jesús.