Aquí estamos, Señor. Una vez más, Como todos los años, tu pueblo se ha reunido convocado por la fascinación de tu rostro y por el poder irresistible de tu corazón que nos ama hasta hacernos tuyos. ¡Somos tu pueblo Señor! Tú eres nuestro.
“cuando sea levantado de la tierra, traeré a todos hacia mi” Juan 12,32
Señor tu eres Fiel y como Pedro te decimos Tu eres el Mesías, el hijo del Dios vivo.
Como dice en la palabra de Dios, se trata de levantarlo y ser levantado por el Señor para ser llevado a su corazón y por El al corazón del Padre.
Así como levantamos tu imagen que cruzo mares y montes y que apareció milagrosamente en el puerto del Perú, buscando el amor de un pueblo, hoy levantamos tu imagen para que nos atraigas.
Que es lo que mueve el corazón de tantos peregrinos, de la Puna, de las Minas del Patito, de Santa Victoria, Oran, Cafayate, de Catamarca, Tucumano, Salta o de cualquier parte, sino es tu amor.
¡Señor Que fuerza que tienes! en Tu rostro vemos el rostro del Padre.
“yo pondré mis ojos sobre ellos para su bien” Jeremías 21,3
Señor aquí nos tienes somos tu pueblo, hoy queremos proclamarte el Señor y dador de vida. Nuestro amigo fiel, nuestro Pastor que nos lleva hacia pastos verdes.
Eres el cordero, eres la vida que nos da vida, el amor y que nos enseña a amar. Señor en tu rostro reconocemos el proyecto del Padre, que se traduce en misericordia y compasión. Extiende tus brazos sobre nosotros, extiende tus brazos sobre tus niños, ellos son una provocación a nosotros los grandes para asumir la vida desde el amor puro “dejen que los niños vengan a mi” ante una sociedad que le teme a los niños y por eso intenta limitarlos, proclamamos que la vida es Sagrada porque cada persona desde la concepción hasta su muerte natural, cada persona es una historia sagrada. Hombre y Mujeres no seamos inmaduros, ante la mirada de Jesús no podemos quedar indiferentes, es decir ante la mirada de Jesús en los niños, no hay corazón duro que pueda resistirse.
Enséñanos a ser fieles, enséñanos a construir nuestra familia desde la fidelidad a tu Evangelio. Si ponemos la misa en el centro de la vida Familiar podemos descubrir que el amor se da en la entrega total y no en lo mezquino, no hay familia sin comunión, es decir no hay familia, sin Cristo Crucificado y Resucitado. No hay Familia sin escuela de amor y comunión.
Enséñanos abrir el corazón… muchas veces sucumbimos por miedo… infúndenos la valentía, la audacia, de estar atentos a tu amor que busca amor y trae amor.
Señor mira a tus jóvenes que quieren formar Familias y Noviazgos Cristianos, revélate… escucha sus clamores…
Mira a tus enfermos ahora que vas a pasar por sus templos, ellos desde donde están te saludan, llévale tu consuelo y esperanza.
Mira Señor tus seminaristas y sacerdotes recrea su corazón y concédele el don de la perseverancia y fortaleza. Recrea en ellos un corazón manso y humilde como el tuyo.
¿Señor que nos mueve sino es tu amor? A dónde iremos si tú tienes palabras de vida eterna.
Aquí podemos vislumbrar un anticipo de lo que proclama el autor del Apocalipsis:
“Esta es la morada de Dios entre los hombres: él habitará con ellos, y ellos serán su pueblo; Dios mismo estará con ellos y será su Dios. El secará todas sus lágrimas, y no habrá más muerte, ni pena, ni queja, ni dolor, porque todo lo de antes pasó”
Dios Padre después de haber peregrinado días y días a lo largo de senderos de amor y comunión, estamos reunidos por el amor al Señor del Milagro y a su Madre, la santísima Virgen del Milagro, respondiendo a la llamada de Jesús, para acogernos a la sombra de Él que vuelve a repetirnos: “Yo hago nuevas todas las cosas”.
Vamos a Renovar el Pacto de Fidelidad aquí estamos Señor todos juntos de la mano de María y san Jose, hoy queremos decir SI al proyecto del Padre SI a la cruz que nos mandaste por mares y montes.
El sol va perdiéndose sobre los cerros y las estrellas revisten el cielo con delicados luceros. Madre, parece que se apuró la luna. Quiso asomarse para vernos junto a Ti. Nosotros también estamos ansiosos por decirte cuanto te queremos Gracias Madre Nuestra porque no dejaste que se nos acabara el vino y cuando el dolor marchitaba la esperanza supiste acudir rápido a nuestro encuentro, es verdad, el que se confía en tus brazos nunca se vera defraudado. Tu palabra es aliento (hagan lo que Jesús les diga) tu amor alimento.
La Cruz es el signo de todos los cristianos, en ella nos salvó y nos amó el Señor. Es el madero santo, donde estuvo suspendida la salvación del mundo, es la llave del cielo, que no abrió la puerta de la redención.
La Santísima Virgen es la voz profética que cada año nos dice desde su presencia silenciosa y modesta: ¿Se olvida una madre de su criatura, no se compadece del hijo de sus entrañas? ¡Pero aunque ella se olvide, yo no te olvidaré! Yo te llevo grabada en las palmas de mis manos (Is 49, 15).
Ella se hace resonancia de la Palabra pronunciada por el Señor en los profetas, es la garantía de un amor imperecedero, de un amor que nunca falla aunque seamos abandonados y tenidos por nada.
“Quédate con nosotros, Señor Jesús”.
Quédate en nuestras familias,Ilumínalas en sus dudas, sostenlas en sus dificultades, Consuélalas en sus sufrimientos y en la fatiga de cada día.
“Quédate con nosotros, Señor Jesús”.
Tú que eres la Vida, quédate e nuestros hogares, Para que sigan siendo nidos donde nazca la vida humana abundante y generosamente, donde se acoja, se ame y se respete la vida desde su concepción hasta su término natural.
“Quédate con nosotros, Señor Jesús”.
Quédate, Señor, con nuestros niños y con nuestros jóvenes, que son la esperanza y la riqueza de nuestro Continente, protégelos de tantas insidias que atentan contra su inocencia
En cada pueblo y cultura, el Señor encarna su alianza de amor de una manera original y dinámica. A nosotros nos ha tocado la realidad providencial del Milagro, que identifica nuestra fe, nuestro modo de escuchar, abrirnos, celebrar y transmitirla Palabra de Dios.
Renovemos la fidelidad a nuestros orígenes que nos identifican como Pueblo del Señor, porque lejos de Él transitamos la oscuridad y del desacierto, la falta de identidad y el desamor.
Y allí está Santa María, la Inmaculada Virgen del Milagro, con su tierna sonrisa, para consolar a sus hijos, con sus manos entreabiertas para recoger todo lo que en ellas queramos depositar, como en patena agradable para que, entregadas a su Hijo, lleguen al Corazón del Padre, en el Amor del Espíritu Santo. Allí está Ella de pie, al pie de la cruz del Hijo como mujer fuerte y firme, con la fortaleza no del poder, sino la de un Dios que no abandona y de una madre siempre disponible y cercana. Por eso es Reina, porque conquistó con su amor, su servicio y entrega al corazón de su pueblo.”
Nos vamos despidiendo Señor, podemos sentir la cercanía de la Sagrada Familia.
¡Vamos a Renovar el Pacto en familia! catemos con alegría Señor del Milagro Cristo redentor del pueblo de salta no apartes tu amor, de nuestras familias no apartes tu amor